El Trofeo Hassan II no es ninguna broma. Ha crecido en los últimos años y va a seguir creciendo. Pongamos por caso, después de mirar la bolsa de premios (2,5 millones de euros): si Jorge Campillo consiguiera ganar se metería de lleno en la lucha por conseguir una plaza en el equipo europeo de la Ryder. Aún más: si Paul Dunne ganase se metería en el equipo de manera provisional.
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Los cambios vertiginosos en los greenes del Red course del Royal Golf Dar Es Salam han provocado una sensación generalizada de incertidumbre. De entrada, para el propio director del torneo, Miguel Vidaor, y su equipo, que no tienen la certeza de cómo y por dónde irán el juego, las sensaciones de los jugadores y el resultado…
Una vez finalice la primera ronda tendrán una idea más aproximada que les ayudará a afinar con la preparación del campo que estimen conveniente. Por ejemplo, da la sensación de que el primer día se van a extremar las facilidades hasta donde sea razonable: tees adelantados y greenes muy húmedos para facilitar el juego entre tanto montículo y ondulación. Luego ya se verá por dónde han ido los tiros y se obrará en consecuencia…
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Los jugadores y sus caddies, por otra parte, tienen trabajo extra a la hora de calcular la estrategia de cada hoyo, que puede cambiar radicalmente respecto a otros años. Y da la sensación nítida, eso sí, de que aquellos profesionales con un vuelo de bola alto lo tienen un poco mejor.
Ha habido quejas y comentarios de todo tipo con los dichosos greenes, pero algo queda también meridianamente claro: el ganador de esta semana tendrá que haber jugado de tee a green de fábula. Sobre todo con los segundos tiros. Por otro lado, todos aquellos que hayan perdido el tiempo y malgastado energías en quejas y lloros saldrán, como parece obvio, con terreno perdido. Porque la clave está en una adaptación pronta y decidida. Y es que en algunas situaciones recuerda lo que aquí está ocurriendo a lo que viene ocurriendo en el Augusta National desde hace más de ochenta años: a veces, el tiro que parece mejor en realidad no lo es y, además, hasta puede ser un desastre si bota un palmo aquí o un palmo acá… Para el espectador, en todo caso, nos sigue pareciendo un espectáculo más que interesante. Señores, al final esto es golf y se trata de hacer una menos que el resto.
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Esta semana podemos divertirnos a costa del sufrimiento de otros…
