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Keegan, bienvenido al club de los eternamente sorprendidos…

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Miguel Ángel Jiménez sigue adelante. Y si en el Accenture ningún camino es de rosas (cualquiera te moja la oreja y, después de arrancártela, la fríe a la plancha y se la come…), habrá que reconocer en todo caso que el del malagueño es de espinas. Ayer, Sergio García. Hoy, Keegan Bradley. Y mañana toca el Número 2 del mundo, Rory McIlroy…

Una diferencia había entre el de Castellón y el joven norteamericano. Sergio sabía en el tee del hoyo 1 que se iría a la calle si no era capaz de sacar su mejor juego. Bradley, al que no queremos tachar de altivo, probablemente respetaba a Miguel sólo lo justo y necesario. Ya se sabe, la edad (23 años de diferencia entre uno y otro).

Y entonces, ya metidos en harina, comienzas a darte cuenta de que tampoco va tan corto desde el tee. Y de que mueve la bola en busca siempre del mejor ángulo, y de que maneja algunas maderitas como si fueran prolongación de los brazos… Y que le habla a la bola en perfecto andaluz y demasiadas veces parece que le hace caso.

Puede entonces ocurrirte también que te veas tres abajo en el tee del hoyo 4… Sin comerlo ni beberlo y después de asistir en primera fila a un recital tempranero del 'veterano' español, incluyendo un aprochito mágico en el hoyo 3 para birdie. Keegan, bienvenido al club de los eternamente sorprendidos.

Hoy Miguel, incluso, ha mejorado sus prestaciones. Y mucho. Le ha ganado seis hoyos al joven 'killer' americano y cuatro han sido con birdie. Sólo ha cometido un error de cierto peso, traducido en un único bogey. Y ha pateado con enorme temple. De nuevo, y con un inicio fulgurante, ha sacado ligeramente de punto a su rival. El ganador del último 'major' ha mostrado también buena parte de su arsenal, y de hecho llegaba vivo al 17. Pero allí le esperaba Jiménez, muy gentil, con otra 'delicatessen' marca de la casa. Otro approach corto, éste por alto, pellizcado con arte, que dejaba dado un par valiosísimo y decisivo a la postre. Victoria por 2 y 1.

Es bien conocida la trayectoria del jugador de Churriana una vez cumplidos los cuarenta años (once victorias desde entonces). Existen muy pocos casos en la historia del golf. Pero él siempre termina dando un penúltimo triple salto mortal con tirabuzón: su rendimiento en formato match play dio un evidente salto de calidad en la segunda mitad de la década de sus cuarenta. Concretamente en el año 2010, en la Ryder de Celtic Manor, con los 46 ya a cuestas. Nunca había ganado hasta entonces su individual en la Ryder, pero en aquella ocasión apenas dio opciones a Bubba Watson.

Por supuesto que en su dilatada carrera también guardaba hasta entonces magníficos duelos de match play. Pero allí, en Gales, encontró algo. Allí quizá le cogió de verdad el gusto a este modo de competición. Y para Miguel nunca es tarde. Porque desde aquel partido con Bubba fue 5º en 2011 en el Accenture y como mínimo será 9º en 2012 (hasta entonces, desde el año 99, sólo una vez había pasado de segunda ronda).

Rory sólo tiene 22 años. Es aún más joven que Bradley. Pero mañana va a salir prevenido. Vaya si va a salir prevenido.

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