Menudo espectáculo han dado esta mañana Nuria Iturrios (-8) y Kylie Henry (-3), saliendo en el primer partido de la segunda jornada del Estrella Damm Mediterranean Ladies Open. Tarjeta de 65 golpes de la española, seis menos en el día, y de 64 de la escocesa.
Iturrios conquistaba el liderato en el turno matutino de juego y lo mantenía tras finalizar la jornada en Golf Terramar. La balear se ha metido en el partido estelar del sábado. Nuria ha hecho birdies de todos los colores y tipos: dejándola dada, embocando putts de media o larga distancia y, en general, desplegando un juego muy equilibrado y sólido en todas las parcelas, porque también ha recuperado con maestría alrededor de green cuando ha hecho falta. La joven española, un prodigio de dedicación, ha retomado definitivamente la línea de juego y resultados que antes o después la llevarán al LPGA Tour, junto a las mejores jugadoras del mundo. Ese es su objetivo, lo tiene muy claro.
La pregunta que cabe hacerse es si, a día hoy, esta jugadora de 21 años, que aún no lleva ni dos como profesional, tiene el nivel suficiente para plantarle cara a las mejoras y desenvolverse con soltura en el circuito estadounidense. Y la cuestión puede responderla con extraordinaria fiabilidad Álvaro Alonso, que está trabajando junto a ella esta semana como caddie. Es así, puesto que Alonso suele desarrollar su trabajo como caddie profesional precisamente en el LPGA Tour (ahora está con la italiana Giulia Molinaro), así que le es muy sencillo establecer las comparaciones, puesto que alterna en su día a día con las mejores.
Vayamos, pues, al grano. En lo que respecta a la pegada, Iturrios va sobrada. No tendría problema en este sentido ni desde luego se queda por detrás de la media de jugadoras del LPGA Tour, asegura el caddie. La balear no es una grandísima pegadora, pero no va nada corta. Una muestra indicativa de esta misma semana: ha jugado las dos primeras rondas con Kylie Henry, que el año pasado finalizó muy arriba en la estadística de distancia con el drive del Ladies European Tour, y resulta que en estas dos rondas se iban pisando una a la otra las salidas, prácticamente a la par.
Álvaro Alonso no duda asimismo en señalar que con el putter en la mano el nivel de Iturrios es incluso mejor al de la media del LPGA Tour. Son, desde luego, dos parcelas del juego vitales para sacar la cabeza en el circuito más importante. Alonso, de 29 años, se hizo en su día jugador profesional de golf, pero se ha especializado en el trabajo de caddie, que le encanta, y nos explica con honestidad que un caddie que trabaja en Estados Unidos no se arriesgaría a compaginarlo con una jugadora en Europa si no viera posibilidades reales de dar el salto. A finales del pasado año 2016 ya trabajaron juntos varias semanas y lo cierto es que se les ve realmente bien en el campo.
Hay un último requisito de enorme importancia para triunfar en el circuito de más nivel del mundo, y tiene que ver con la parcela psicológica. Tiene que ver con la mentalidad y con la capacidad de no dejarse intimidar o impresionar. Y en este aspecto Nuria Iturrios va también sobrada. No le asustan los retos y en los últimos meses también ha aprendido a ir controlando mejor sus propias expectativas, un asunto éste que le produjo grandes quebraderos de cabeza después de su temprana y sorprendente victoria en Marruecos en 2016, cuando apenas llevaba unos meses como profesional.
