La tercera jornada del Canadian Pacific Women’s Open tiene un nombre propio con mayúsculas. Se trata de Brooke Henderson (-7). La heroína local provocó un auténtico terremoto en la jornada del movimiento en el Ottawa Hunt and Golf Club. Tras pasar el corte de manera apurada, la top ten mundial entregó una tarjeta estratosférica de 63 golpes el sábado, la mejor de largo, y se colocó en la sexta posición, a sólo tres golpes del liderato que comparten la danesa Nicole Broch Larsen y la norteamericana Mo Martin. Llegó de la nada para darse una oportunidad de ganar y poner el torneo de Canadá en ebullición.
Claro que el abanico de candidatas al triunfo es amplio y poderoso. A un golpe de las líderes está In Gee Chun, Número 7 del mundo, a dos están Mirim Lee y Cristie Kerr y a tres, junto a Henderson, ojo a los nombres: So Yeon Ryu, Número 1, Stacy Lewis, Mi Hung Hur o Shanshan Feng. Es decir, un arsenal descomunal que haría temblar al más pintado. Sea como fuere y ocurra lo que ocurra, Larsen, al menos, habrá hecho dudar a Annika Sorenstam. “Y si tenía que haber elegido a esta jugadora”. Es un pensamiento inevitable al tiempo que absurdo, ya que a toro pasado es muy fácil analizar las cosas y sacar conclusiones. Larsen, eso sí, estaba entre la terna de jugadoras que valoraba la sueca para ser elegida para la Solheim.
En cuanto a las españolas, Beatriz Recari (-5) jugó por tercera jornada consecutiva bajo par (70 golpes) y se encuentra a tiro del top ten, concretamente a dos golpes. Aún le estará dando vueltas a la cabeza la golfista navarra a ese doloroso triple bogey que cometió en el 14 y que le dejó sin opciones de victoria cuando volaba sobre el recorrido canadiense. Una lástima. Pasó de estar -7, peleando por la victoria, a perder cualquier opción de levantar el trofeo, salvo claro que haga una ronda final similar a la de Henderson.
Mientras, Azahara Muñoz (-2) prosigue con su remontada en el torneo. Su vuelta de 69 golpes, con cinco birdies, le ha permitido subir varias posiciones en la clasificación y ganarse el derecho, por qué no, de situar el top ten como un objetivo probable si consigue una gran ronda final.
