Bonito, mucho. Emocionante, más. Justo, lo justo. Kevin Sutherland se puso su disfraz de hombre pelotazo para ganar la Final del Champions Tour en el Phoenix Country Club y de paso llevarse la Schwab Cup. Aterrizó en el último torneo de la temporada en la quinta posición del ránking, es decir estaba entre los cinco elegidos que ganando esta semana conquistaba la copa. Y eso es exactamente lo que hizo.
No podía haber elegido un mejor momento para lograr su primera victoria en el Champions Tour. Es algo así como el Gordo de los Gordos. Gana la Final, se lleva la gran Copa a casa y además se mete en el bolsillo un cheque de un millón de euros. Desde luego, este señor tiene el don de la oportunidad. El mismo que ya demostró en 2002 cuando logró la única victoria de su carrera en el PGA Tour, ni más ni menos que el WGC Match Play.
El hombre pelotazo ha sido capaz de tumbar al auténtico superhéroe de este cuento, Bernhard Langer. Aquí es cuando vienen las dudas sobre el sistema. Sutherland, un golfista con una sola victoria esta temporada se lleva a casa la Schwab Cup por delante de Langer, un jugador que ha ganado siete veces este año, un superlativo botín en el que se encuentran dos triunfos en los dos playoffs previos a la gran final.
Así está montado el sistema y no hay más que hablar. Todo sea por el espectáculo y la emoción. Todos los que compiten lo saben. Antes de la Final se hace un reseteo de puntos y cualquiera de los 36 finalistas se puede llevar la Copa. No hay trampa ni cartón. Porque sí, porque la Schwab Cup es preciosa, divertida, muy atractiva, pero no identifica al mejor del año. Eso está claro. Es un título más, como quien gana la Copa del Rey o la Liga. Sutherland ha ganado la Copa y Langer ha arrasado en la Liga. Si quieren saber quién ha sido el mejor del año, fíjense en la lista de ganancias. Eso sí es como el algodón, no engaña.
Y lo cierto es que Langer estuvo a punto de ganar la Schwab Cup tras acometer un esfuerzo extraordinario en la última ronda. Hizo 64 golpes, siete bajo par, y remontó hasta el puesto duodécimo. Acabó a segundo en la Schwab Cup y a un tris de llevarse también la Copa. Habría necesitado la ayuda de Lee Janzen. Si el campeón del US Open, que acabó a un golpe de Sutherland, hubiera ganado la Final, el alemán habría sido el campeón. Cosas del sistema.
Miguel Ángel Jiménez, que llegó a Phoenix como uno de los cinco que podía ganar la Schwab Cup venciendo este domingo, pagó su mala semana quedándose incluso fuera del top 5 y, por tanto, del bonus final del Champions Tour. Acaba la temporada sexto, igual que el año pasado. Otra medalla de chocolate. Se quedó a sólo 54 puntos de la quinta plaza que le ‘robó’ Vijay Singh al acabar segundo empatado. Si el jugador fidjiano hubiera hecho un golpe más, Miguel habría terminado quinto. Sea como fuere, otro magnífico año para el malagueño, aunque seguro que ya está pensando en la manera de llevarse el circuito el próximo año. Ha terminado con una victoria, tres segundos puestos, un tercero y diez top ten en 19 torneos. Sensacional.
