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Agónica victoria del malagueño en la vida extra del Mississippi Gulf Resort Classic

Jiménez hace una pirueta para darle una patada a los fantasmas

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Miguel Ángel Jiménez (-13) ha vuelto a ganar y ya ha completado su particular póker en el PGA Tour Champions. Cuatro victorias en el mejor circuito senior del planeta. En la Champions League de los veteranos. Una por año. Que no se diga. Así es el maestro. Ganó en 2014, repitió en 2015, no faltó a la cita en 2016 y ahora acaba de sumar la cuarta. Ha ganado el Mississippi Gulf Resort Classic, un torneo donde además defendía título. Doble machada.

Aunque para lograrlo, el malagueño ha tenido que sudar de lo lindo. Salía en el partido estelar, a un golpe del líder, Gene Sauers. Ahí, donde le gusta, echando el aliento, diciendo aquí estoy yo y te voy a dar guerra hasta el final. Pero precisamente ha sido al final donde Jiménez ha estado a punto de echar por tierra una fantástica ronda de golf. La angustia llegaba en el hoyo 18.

Comenzó su vuelta con bogey en el hoyo 5 y no, no parecían buenas noticias. Sin embargo, su reacción fue antológica. Tres birdies en los siguientes cuatro hoyos. Pim, pam, pum. Birdies en los hoyos 6, 7 y 9. Sauers perdía fuelle, Jiménez olió la sangre y se ponía por delante. Parecía que el trabajo estaba hecho…

Hizo dos birdies más en los hoyos 11 y 13 para tomar una cómoda ventaja de tres golpes. Había que rematar la faena, y ahí fue precisamente donde empezaron los problemas. Los mismos a los que se ha ido enfrentando desde que ganara en este mismo escenario hace un año. Cuando tenía la victoria en el bolsillo, cerró su vuelta con un cruel doble bogey, fallando un putt de un metro, que le daba vida a su rival. De victoria segura, a playoff a cara de perro…

Pero, por suerte, Jiménez fue capaz de olvidar de inmediato lo ocurrido, dejar los lamentos a un lado y afrontar el primer hoyo de desempate completamente centrado. Ni un mal pensamiento, ni un recuerdo del putt fallado. La mente puesta en cada golpe para, con un gran approach, dejarse un putt de birdie de cinco metros mientras su rival se iba al búnker.

Y lo que son las cosas: después de fallar a un metro con el torneo ganado, cuando la presión volvía a ser máxima, el malagueño embocó un extraordinario putt de media distancia para, esta vez sí, celebrar la victoria en el Mississippi Gulf Resort Classic. La cuarta, nada menos.

Este gran domingo en Fallen Oak, recorrido de Biloxi, en Mississippi, le sirve además para quitarse un buen peso de encima. Los últimos domingos de Jiménez con opciones de victoria no había sido buenos. En la retina de todos está especialmente el British Open que cedió ante Paul Broadhurst. Necesitaba volver a ganar para ahuyentar fantasmas. Y lo ha hecho…

Hay que tener en cuenta que Jiménez tampoco llegaba a Mississippi con las mejores sensaciones. Sus últimos resultados no había sido del todo buenos, aunque sí había dejado alguna vuelta suelta de mucho nivel en el estreno del PGA Tour Champions. Necesitaba una semana completa de buen golf para reafirmarse. No es que Jiménez tuviera dudas, que no las tenías, pero ganar es la mejor medicina para elevar la confianza a máximos niveles.

Este triunfo tiene también un premio extra. Podrá celebrarlo con Miguel Ángel Martín y José María Olazábal, antes de que el golfista de Fuenterrabía se marche al Masters de Augusta. Doble alegría para el malagueño. Ganar y hacerlo entre amigos.

La próxima semana tiene previsto un viaje a Cuba. De vacaciones. No parece un mal sitio para celebrar un triunfo, ¿no creen? Genio y figura. Jiménez añade una muesca más en su cinturón. Consulta aquí los resultados finales.