Inicio Grandes Circuitos PGA Tour A Rose hoy no le tosían ni Rahm ni Supermán

A Rose hoy no le tosían ni Rahm ni Supermán

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Justin Rose posa con el trofeo de campeón del Fort Worth Invitational.
Justin Rose posa con el trofeo de campeón del Fort Worth Invitational.

La ley en Colonial Country Club este domingo ha sido Justin Rose (-20). El sheriff. El dominador. Implacable. Un acorazado. Hoy al inglés no le tosían ni Jon Rahm, ni Brooks Koepka ni el mismísimo Supermán que hubiera bajado en vuelo relámpago desde Krypton.

Rose ha estado imperial. Vuelta de 64 golpes saliendo de líder. De locos. Una demostración de Número 1, un puesto que Rose tendrá a su alcance la próxima semana en el Memorial Tournament. Ha sido una victoria por K.O. Salió con cuatro golpes de ventaja y acabó ganando por tres. Jamás dio opción a sus rivales. De principio a fin.

Jon Rahm. © Golffile | Ken Murray
Jon Rahm. © Golffile | Ken Murray

Y no será porque no lo intentaron. La vuelta de Brooks Koepka (-17) fue para enmarcar. El campeón del US Open está más que listo para la defensa del título en dos semanas en Shinnecock Hills. La lesión de muñeca forma parte ya del pasado. Es una gota en un océano más que superado. Hizo 63 golpes, siete bajo par, saliendo en el partido estelar. Un resultado extraordinario que le hubiera dado la victoria probablemente en el 90 por ciento de los domingos. Pero hoy a su lado estaba el sheriff. Curiosamente, otro campeón del US Open. Koepka no pudo hacer más para presionar y desbancar a Rose.

También lo intentó Jon Rahm (-10), pero el putter se lo impidió. Igual que ha ocurrido en toda la semana. De haber estado algo más acertado en los greenes, el de Barrika habría librado un maravilloso mano a mano con Rose. Habría sido épico, puesto que el juego largo de los dos ha sido fantástico. Rahm comenzó dando una exhibición de tee a green. Se dejó tres claras oportunidades de birdie en los tres primeros hoyos, pero sólo entró una. Ahí ya se vio que no era el día. La pólvora estaba mojada.

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Jon no desfalleció. Lo siguió intentando. Pronto se dio cuenta que la victoria era imposible, pero buscó otros objetivos y acabó asegurando un brillante top 5. Se siguió dejando opciones de birdie que no entraban y se encontraba con dos bogeys después de dos chapuzones en el 9 y en el 13. Buenos bogeys en cualquier caso. Lo intentó, pero no era el día. También es cierto que aunque hubiera hecho un vueltón de película, no habría ganado. Habría sido bonito, pero no habría bastado. Por ejemplo, con la vuelta de Kevin Na (récord del campo con 61 golpes) se habría quedado a tres de Rose. Hoy era imposible.

VÍDEO: Birdie de Rahm aprochando con un wedge en mitad de green

Hay que valorar en su justa medida el quinto puesto de Jon. Es el número 19 que consigue en su carrera. 19 en 52 torneos. O lo que es lo mismo, acaba entre los cinco primeros en un 36 por ciento de los torneos en los que participa. Una barbaridad. Lo próximo que juega es el US Open y no hay ninguna duda de que llega preparado. Su juego está impecable.

Rose ganó por aplastamiento. Su resultado vencedor se cuela en los libros de historia de Colonial. Iguala el marcador más bajo de siempre en este torneo y exhibe músculo antes de la segunda gran cita de la temporada. Y además, por si hiciera falta, eleva la moral Ryder de Europa.

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