Woody Austin (-13) realizó su mejor vuelta del año en el momento más importante. El norteamericano firmó 62 golpes el día que se estaba decidiendo el torneo, una tarjeta que le permitió ganar el Stanford St. Jude en Memphis, el tercer torneo en su longeva carrera en el circuito de la PGA. Su última victoria fue en agosto de 2004 en el Buick Championship. Austin tuvo el día redondo y aprovechó el desplome inesperado de Adam Scott…
El australiano, contra cualquier pronóstico, realizó 75 golpes (cinco sobre el par) y acabó con -4, a nueve golpes del ganador. Se trata, sin duda, de un duro golpe para uno de los que estaba entre los favoritos para el USA Open, que se disputa el próximo fin de semana. Fue especialmente duro su final: cuatro bogeys, un doble bogey y un birdie en los seis últimos hoyos.
Sergio García (+6) acabó con una vuelta al par que le permitió escalar algunos puestos en la clasificación (finalizó 55º), aunque no debe llevarse grandes sensaciones de Memphis, si tenemos en cuenta que no logró acabar ninguna ronda por debajo del par.
José María Olazábal (+8), por su parte, volvió a vivir una jornada tobogán, con siete bogeys y cuatro birdies. Se marcha del torneo como el segundo jugador que más birdies ha realizado, pero también el que ha cometido más bogeys. La mejor noticia es que sale de Memphis como el tercer mejor pateador del torneo, algo muy positivo si pensamos en los greenes imposibles del USA Open. El principal lastre del guipuzcoano ha sido su juego desde el tee. No ha cogido muchas calles y ello le ha puesto muy difícil tirar después a green.
