Hace apenas dos semanas Billy Horschel estaba a punto de saltar por los aires. Es un jugador de sangre caliente y le estaba costando aceptar la horrible racha de resultados que había encadenado entre el AT&T Pebble Beach Pro Am y el Masters de Augusta. En seis torneos había fallado el corte cinco veces. Sentía que estaba tocando fondo y nada funcionaba. Cambió de psicólogo, modificó la longitud del putter, pidió algunos cambios a su entrenador de swing… Pero nada. Ya no sabía qué hacer.
En Hilton Head, a las puertas del RBC Heritage, llamó a su habitación a su buen amigo Scott Piercy, un jugador cuya personalidad es diametralmente opuesta a la de Horschel. Es templado, analítico y poco expresivo. Hablaron sobre lo que le estaba pasando y fue como pulsar el botón de encendido. Billy fue quinto en Hilton Head y undécimo hace una semana en el Valero Texas Open.
Siniestro total en el Zurich Classic
El círculo de la historia se cerró este domingo. Ambos jugaron juntos y ganaron el Zurich Classic of New Orleans, torneo por parejas del PGA Tour. Firmaron una espléndida vuelta de 67 golpes en foursome y se impusieron con un impacto de ventaja sobre Pat Perez y Jason Dufner y dos sobre Charl Schwartzel y Louis Oosthuizen.
Tiger Woods jugará otros dos torneos de una tacada
¿Qué le dijo Piercy a Horschel? “No me dijo nada que no me hubiera dicho ya todos los miembros de mi equipo de trabajo”, aseguró Billy. Mientras, Piercy, discreto siempre, se limitó a decir que cuando habló con su amigo él ya veía que estaba muy cerca. En definitiva, los dos optaron por no desvelar el fondo de la conversación… o quizá sí lo hicieron. Es posible que no haya más que eso. Y es que muchas veces, la gran mayoría, tan importante es lo que te dicen como la manera de decírtelo. Igual la clave de lo que dijo Piercy fue simplemente cómo lo dijo… Como si fuera fácil.
