Charles Howell III ha conquistado el The RSM Classic, último torneo oficial del PGA Tour en 2018, al derrotar a Patrick Rodgers en el segundo hoyo de desempate en el recorrido Seaside del Sea Island Resort de Georgia.
Este triunfo se convierte inmediatamente en una de las historias del año. Es el tercero que consigue Howell III en toda su carrera en el PGA Tour. El anterior lo logró en el año 2007. Han pasado, por tanto, once temporadas, 333 torneos y, ojo, 81.693 golpes (oficiales) entre ambos.
Es el premio a la constancia, la resistencia, la honradez y la pasión por una profesión. Howell III es uno de los jugadores más consistentes de la historia del circuito americano. Ha jugado más de 500 torneos y jamás perdió la tarjeta. Sin embargo, sólo tenía dos victorias en su carrera. Muy poco para un golfista de su condición y clase.
Este éxito es un premio más que merecido a una trayectoria y una nueva muestra de que en golf nunca es tarde, siempre que no haya lesiones graves y se mantengan vivas la ilusión y las ganas de competir.
Howell III logra su tercera victoria con 39 años. Cuando ganó la segunda, el Genesis Open, su rival este domingo en el desempate, Rodgers, tenía sólo 14 años. No hay otro deporte que se pueda comparar al golf cuando se producen estos preciosos duelos generacionales.
Howell y Rodgers empataron los 72 hoyos con -19. Lo normal es que el veterano hubiera ganado de calle el domingo, con una vuelta final de 67 golpes saliendo como líder, pero la maldición que le acecha volvió a hacer acto de aparición. Al menos, se dejó entrever. Rodgers rubricó un fin de semana que ya tiene un hueco en los libros de historia del PGA Tour. Nunca antes se había hecho algo así. Pasó el corte en el puesto 65º y firmó 61 golpes el sábado y 62 el domingo para salir al playoff. Una barbaridad. Algo que sólo le podía pasar a Howell III. Al menos, en esta ocasión, la moneda le salió cara.
Antes de este desempate había jugado otros cinco y sólo había podido ganar uno. Se impuso con un birdie en el segundo hoyo y se derrumbó en el green. No podía ser de otra manera. La historia del PGA Tour es hoy un poquito más justa… Si es que se puede hablar de justicia en el deporte.
