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Jordan Spieth no cree en la suerte, la crea

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¿Qué son la buena y la mala suerte? Para Jordan Spieth, en muchas ocasiones, no son nada. Él se ocupa de que sean conceptos que no signifiquen nada. A pleno rendimiento, Spieth traspasa los límites del azar en el más azaroso de los deportes. El joven texano ya es el líder del John Deere Classic con un acumulado de -17 después de una actuación memorable que remataba con un 61 apoteósico, el mejor registro de su carrera.

Quienes lo vivieron a pie de campo en el TPC Deere Run (Silvis, Illinois) seguro que darán por buenas las horas de retraso a causa del mal tiempo. El delirio no se hizo esperar: eagle en el hoyo 2, primer par 5 del recorrido. Pegó una madera fantástica desde el centro de la calle buscando una bandera que tenía toda la guasa del mundo, tan cerca como estaba del obstáculo de agua que defiende este green por la izquierda. Ciertamente, cada uno de los botes ayudaron a que la bola terminara a apenas medio metro del hoyo, pero el tirazo buscando trapo lo había pegado alguien con toda la intención desde casi 240 metros de distancia…

¿Qué son, entonces, la buena y la mala suerte en el planeta Spieth? Sólo ideas en el imaginario de los débiles.

En el hoyo 6, en situación delicada alrededor del green tras jugar dos golpes imperfectos, casi emboca un chip (tocó bandera y hoyo) desde unos 27 metros para hacer un birdie que semejante aprochito hasta hubiera merecido. El par, por supuesto, estaba dado.

¿Tuvo, así pues, buena o mala suerte en este hoyo 6?

En el hoyo 8 empalaba un prodigioso disparo desde unos 130 metros y la bola rasgaba literalmente el  hoyo (hubo que repararlo), pero el rebote en el mástil de la bandera y los propios límites de la cazoleta alejaban la bola siete metros y medio del objetivo.

¿Ocupó un solo segundo de su tiempo en valorar si el azar había sido ingrato? No lo sabemos. Lo que sí hizo, seguro, fue pasar página y embocar ese putt largo para apuntarse un nuevo birdie. Creador de su propia suerte.

En el siguiente hoyo, el 9, no fue capaz de dinamitar los márgenes del agujero, pero claro, estaba disparando desde más de doscientos metros en un monstruito que se estaba jugando como un par 5 corto, dada su longitud y la pesadez de un terreno muy húmedo por el agua que había caído… Se las arreglaba, eso sí, para dejarse una opción de birdie insospechable desde algo menos de dos metros. Dentro, por supuesto.

En fin: en el hoyo 17, par 5, enviaba la bola desde el tee al medio de los árboles. Desde allí, todavía se afanó por ser dueño de su destino: con un hierro 5 en las manos encontraba un hueco para llevar la bola a calle con un fade mayúsculo y mágico, avanzando además unos 180 metros. Acto seguido embocaba desde algo menos de cien metros para eagle, apoyándose en un efecto de retroceso exagerado que encontraba el centro del hoyo.

Definitivamente había puesto a sus pies todas las leyes de la física. Y también todas esas otras leyes que existen, están, pero aún no han sido descritas o encarnadas en fórmula alguna.

¿Qué más da si tal retroceso hubiera llevado la bola al bunker, como podía haber ocurrido de no haberse topado la bola con el hoyo? Apenas hubiera importado: él podría haberla embocado desde la arena para salvar el birdie. ¿Qué trascendencia habría tenido, en ese caso, una mala sacada desde la trampa de arena? Muy poca: él habría embocado un putt de ocho metros, si fuera necesario, para salvar el par…

Los demás andan (andamos) todos en otra dimensión, con los pies metidos un palmo en la tierra y mucho más expuestos a todos esos vaivenes etéreos, vaporosos. Gonzalo Fernández Castaño (-6), que lucha denodadamente por darle un giro de 180 grados a su destino, de momento no encuentra el premio a tal esfuerzo. El madrileño cerraba el sábado con una vuelta de par, insuficiente en este recorrido, después de jugar de modo consistente de tee a green, pero dejando escapar alguna buena ocasión de birdie y, en otros momentos, cazando greenes pero sin acercarse lo suficiente al hoyo como para tener más opciones reales de hacer resultado. Todavía le queda el domingo para venir desde su actual puesto 40º y remontar hasta cotas más importantes, que le ayuden a ir ganando posiciones y, sobre todo, confianza. Su juego, hay que insistir, parece en muy buen estado…

Resultados en vivo del John Deere Classic