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Kenny Perry, por fin

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Kenny Perry descifró el enigma que Jack Nicklaus le planteó en el Muirfield y ganó el Memorial Tournament.

Kenny Perry (–8) se adjudicó el Memorial Tournament que concluyó el domingo en el Muirfield de Dublin (Ohio)…

Después de flirtear dos veces con la victoria en los tres últimos torneos, a la tercera fue la vencida.

Perry echó a perder tres días de excelente golf en el The Players haciéndose una tarjeta de 81 golpes el último día, jugando en el partido estelar con Paul Goydos. Dos semanas después, en el AT&T, también jugó un golf de gran nivel, pero en el playoff final cayó a manos del japonés Ryuji Imada debido a un desafortunado rebote en un árbol.

Este era su torneo. Lo había peleado. Se lo merecía. Le tocaba … Lo necesitaba.

Gracias a su victoria en el torneo de Jack Nicklaus, y a sus 47 años de edad, Perry se convierte oficialmente para Paul Azinger en lo que el madridista Raúl ha sido para Luis Aragonés en el pre-europeo de fútbol: un viejo roquero que quiere estar en la selección (Perry, en el equipo estadounidense de la Ryder Cup).

Paul Azinger había declarado la semana pasada que si alguien quería estar en la Ryder, debía ganar en el PGA Tour. Para Perry fue dicho y hecho. Al igual que Raúl en la Liga, Perry ha exhibido en el circuito americano un nivel de juego por encima del resto y exige, por derecho propio, un sitio en el equipo de Azinger. Veremos si Azinger piensa como el ‘Sabio’ de Hortaleza

La Ryder Cup de este año se juega en Valhalla, en el Kentucky natal de Perry, y hasta tal punto ha llegado su obsesión por jugar el torneo que ni siquiera se va a molestar en clasificarse para el U.S. Open. A Perry no le gusta Torres Pines y cree que debe dedicarse a torneos en los que tiene más posibilidades de ganar puntos, como el de Memphis de la semana que viene o el de Hartford la semana después del U.S. Open.

Por lo demás, lo que sucedió el domingo en Muirfield fue una cuestión de querer y no poder. Mathew Goggin (–6), que arrancaba como líder con tres golpes de ventajas sobre cinco jugadores, los perdió en un abrir y cerrar de ojos y firmó una tarjeta de 74 golpes que sólo le permitió empatar en segundo puesto con Jerry Kelly, Mike Weir y Justin Rose, todos ellos con tarjetas insuficientes de 71 golpes. 

El único que quiso y pudo fue Kenny Perry, que con su resultado final de –8 registra la puntuación más alta de un ganador del Memorial desde hace 23 años. Además de un millón de dólares y pico, Perry se hace con su décima victoria en el circuito y responde alto y claro al desafío del capitán Azinger: "Cuando (Azinger) dijo en el periódico que probablemente habría que ganar un torneo para entrar en su equipo, me cambió la forma de pensar", confesaba Perry. "Me alegro de haberlo comprendido".

Sergio García (+6) consiguió sacar algo positivo de Muirfield, firmando una de las mejores tarjetas del día, de 70 golpes, con cinco birdies y tres bogeys. Recuperó doce puestos en la clasificación para acabar en el 45 en solitario. En un torneo en el que sólo nueve jugadores consiguieron acabar bajo par, la última tarjeta de Sergio cobra otra dimensión. Y con el U.S. Open a la vuelta de la esquina, más.