Matt Kuchar (-12) y Scott Brown (-12) colideran con autoridad el RBC Canadian Open después de firmar sendas tarjetas de 63 golpes en la segunda jornada. Kuchar, número 1 de la FedEx Cup, sigue estirando con naturalidad y parsimonia su mejor temporada como profesional, a punto de cumplir los 41 años de edad. Que sí, que los bombarderos tipo Koepka están llamados a gobernar con mano firme el golf mundial (los grandes pegadores siempre lo han hecho, al fin y al cabo), pero sigue habiendo sitio para todos en este bendito golf. También para Brown, jugador genial y de tremenda irregularidad, pero que cada año, y van ya seis o siete, se las arregla para cerrar dos o tres semanas magníficas que lo mantienen en el PGA Tour (obtuvo en Puerto Rico, hace más de seis años, su única victoria en este circuito).
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La risa va por barrios. A Kuchar le sale casi todo en esta temporada 2018-19. Lleva ya dos victorias, y veremos si esta semana no suma tres por primera vez en su carrera en un solo ejercicio. Hoy finalizaba con tres birdies la ronda para encaramarse a lo más alto. Sergio García (PAR), sin embargo, no termina de redondear ningún torneo a plena satisfacción, ni siquiera aquellos en los que ha cosechado este año buenos resultados, que los ha habido.
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El español lo ha intentado hasta el final, pero se ha quedado fuera del corte después de entregar un 70. Ha mejorado sus prestaciones ligeramente de tee a green, respecto al jueves, pero sólo ligeramente y, desde luego, no ha sido suficiente. No parece el mejor modo de llegar al US Open, pero nunca se sabe. Igual tiene ahora más tiempo de pararse y apretar las clavijas donde más haga falta.
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Kuchar y Sergio representan hoy las dos caras eternas del golf, como también lo hicieron en su áspero duelo match play de Austin. Las dos caras que uno encontrará incluso en el último torneo de aficionados del último club del mundo. El primero levita y sus vueltas van como la seda, el golf fluye y no hace falta buscar explicaciones ni encontrar respuestas; el segundo, por contra, marcha más atrancado, busca y rebusca y no termina de entender por qué le cuesta tantísimo hacer buenos resultados, incluso en sus mejores jornadas de golf (hay que insistir: las ha habido, y muchas, este año). Puntualicemos, de todos modos, que no ha sido el caso de esta semana en tierras canadienses, en la que su juego largo no ha estado nada fino.
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Al español no le queda otra que seguir percutiendo. Y, si acaso, afinar aún más la actitud, porque probablemente sea en los pequeños detalles intangibles donde encuentre finalmente esa soltura que no termina de aparecer.
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Brooks Koepka (-4, tarjeta de 66 golpes) y Dustin Johnson (-4, hoy 65) sí han encontrado hoy el cambio de marcha, pero tal y como van las cosas por ahí arriba, quizá no lleguen a tiempo de disputar la victoria. Lo mismo vale para Justin Thomas (-5, hoy 65) y hasta para Rory McIlroy (-7), aunque el norirlandés anda a las puertas del top ten. Estos tipos, no obstante, son capaces de hacer maravillas impensables con 36 hoyos por delante. Seguro que alguno de ellos anda metido en la pomada en los últimos nueve hoyos del domingo.
