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La manita de DeChambeau se cocinó a fuego lento en su cerebro

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Bryson DeChambeau posa con el trofeo de campeón en Las Vegas. © PGA Tour
Bryson DeChambeau posa con el trofeo de campeón en Las Vegas. © PGA Tour

Bryson DeChambeau no deja de sorprender dentro y fuera del campo de golf. Este domingo consiguió la quinta victoria de su carrera al imponerse en el Shriners Hospitals For Children Open tras una apasionante batalla final.

Es su tercera victoria en los últimos cinco torneos y la quinta en tres temporadas (la tercera recién empezada). Sólo Dustin Johnson y Justin Thomas han ganado más en este periodo. Es el jugador que más rápido ha llegado a cinco triunfos desde Rory McIlroy. Apenas ha necesitado 73 intentos. Y, además, se coloca quinto del mundo, precisamente por delante del norirlandés.

Los científicos también sienten furia

Lo cierto es que parece que hay una conexión casi esotérica con este victoria y el número cinco. Por supuesto, DeChambeau hizo cinco bajo par en la última ronda para ganar con un golpe de ventaja sobre Patrick Cantlay, dos sobre Sam Ryder y cuatro sobre Rickie Fowler y el mexicano Abraham Ancer. Es la manita de Dechambeau.

No obstante, por mucha cábala que alguno pueda extraer de estos datos, la realidad es que este nuevo éxito del golfista científico tiene mucho más que ver con lo racional que cualquier otra cosa. De hecho, ayer mismo confesó tras levantar el trofeo que una de las claves había sido que neurológicamente se había sentido muy cómodo durante toda la semana en el TPC Summerlin de Las Vegas.

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Y esto cómo se come, vinieron a preguntarle algunos periodistas durante la rueda de prensa posterior. “Esto es secreto”, aseguró. Y añadió: “para que veáis lo importante que es para mí”. DeChambeau no soltó demasiada prenda, pero al menos dejó entrever que la conexión entre su cerebro y el swing es vital. “Igual que algunos visualizan el golpe, yo creo que la sensación neurológica del swing, del movimiento, de las órdenes que van a mis brazos y manos. Es algo que sale de mi cerebro, como una especie de espacio negro que tengo y donde puedo sentir el movimiento que tengo que hacer para pegar a la bola. Algunos lo visualizan y yo lo creo en mi cerebro”, afirma. Por algo es el golfista científico. Una caja de sorpresas.

La gran pregunta ahora es hasta dónde puede llegar DeChambeau. No es descabellado pensar que pronto lo veamos como Número 1 del mundo. Desde luego, va lanzado a por ello. “Me encanta el golf, me encanta lo que hago y sólo pienso en seguir mirando hacia delante”, asegura. Recuerden que es el primer torneo de la temporada que juega.

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La victoria en Las Vegas se materializó con un eagle espectacular en el hoyo 16, tras embocar un putt de casi 17 metros. Ahí certificó el triunfo, aprovechando un día horrible de sus compañeros de partido estelar. Peter Uihlein hizo +4 y ni siquiera acabó en el top ten y Lucas Glover sólo pudo firmar el par. Cameron Champ también lo pasó mal con una vuelta de +1 para finalizar por poco dentro del top 30 y Jordan Spieth completó su fin de semana negro con una ronda de 72 golpes para finalizar 55º. La buena noticia del domingo fue para Rickie Fowler, que hizo 63 golpes, la mejor ronda final de su carrera para terminar cuarto.

VÍDEO: El espectacular putt ganador de DeChambeau en Las Vegas

En cuanto a la Armada Latina, más allá del fantástico cuarto puesto de Ancer, hay que destacar el top ten de Joaquín Niemann. El chileno acabó con una ronda de 66 golpes.

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