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La narrativa, los bogeys y las 37 preguntas a Tiger

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Tiger Woods, en la primera ronda del Arnold Palmer Invitational © Golffile | Dalton Hamm
Tiger Woods, en la primera ronda del Arnold Palmer Invitational © Golffile | Dalton Hamm

Tiger Woods respondió ayer a 37 preguntas después de su gran primera ronda en el Arnold Palmer Invitational. Cerca de una hora frente a los medios. Repartió bromas, sonrisas y reflexiones más que interesantes. Es el hombre de moda. El tema de moda. La gran cuestión del momento.

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La pregunta que se hace todo periodista de golf es cuándo va a ganar de nuevo Tiger Woods. Es el vuelco radical de la historia. Hace menos de dos meses la pregunta clave mil veces repetida es si Tiger sería capaz de volver a ganar. Ahora el interés se centra sólo en ponerle una fecha. De lo otro, no hay duda.

El cambio de narrativa en torno a Woods es evidente y hasta el propio jugador californiano se da cuenta y lo encaja con gracia y la prudencia habitual que le está acompañando en este regreso. “Señores, hace sólo unas semanas las preguntas eran muy diferentes y no ha pasado tanto tiempo…”. No lo dijo con arrogancia, sino con una sonrisa en la boca. Era su manera de pedir cierta mesura dentro de la lógica expectativa que esta generando su juego. “No ha pasado tanto tiempo…”, insistía un poco más tarde.

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El cambio de narrativa no ha sido sólo en las preguntas de los periodistas. También en los mensajes que le llegan al móvil de sus compañeros. Jason Day confesaba ayer también su asombro. “Recuerdo que en enero le pregunté qué tal estaba, cómo iba con la espalda y me dijo que estaba empezando a no sentir dolor… Ahora es el favorito para ganar en Bay Hill y el Masters de Augusta”. Es el giro absoluto de los acontecimientos en muy pocos días.

Y es que todos, hasta el mismo Tiger, está sorprendido con la progresión. Quizá una de las claves en el cambio tan brutal que ha experimentado en las últimas semanas esté en un detalle que comentó de pasada durante su comparecencia. “Ahora me siento más libre en el campo, no pienso tanto en el swing, en cómo pegar el golpe, en lo que tengo que hacer, por dónde va el palo y puedo invertir más todo ese tiempo en preparar el torneo”, asegura. Y es que si hay algo en lo que Tiger ha sido superior al resto de jugadores de su generación ha sido en la meticulosa preparación de los campos, en qué banderas se podían atacar, por dónde se podía fallar, cuándo había que jugar a centro de green, desde dónde se podía recuperar o en qué lugar estabas muerto…

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Tanto en el Valspar como en el Bay Hill ha dado una lección magistral de estrategia. Esta es una de las razones, por ejemplo, de que haya guardado un cajón con llave los bogeys. Cada vez falla menos. En Riviera, por ejemplo, hizo 76 golpes en la segunda ronda con ocho bogeys, los mismos que ha firmado en las cinco últimas rondas que ha jugado y teniendo en cuenta que cuatro de ellas han sido en el siempre desafiante Copperhead Course de Innisbrook. Tiger encadena siete vueltas al par o por debajo del par. Consistencia y solidez.

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