Jon Rahm (-2) ha tenido un final de tercera ronda de difícil digestión en el Valspar Championship. Venía jugando de manual en un Copperhead Course que se está poniendo más rebelde a cada minuto que pasa. Arrancaba con birdie en el 1, salvaba un buen par en el hoyo 2 al embocar un putt de tres metros y a partir de ahí, cero sufrimiento hasta llegar al fatídico nido de las serpientes. El terrorífico tramo final del recorrido de Tampa se ha cebado con el jugador de Barrika hasta el punto de dejarlo sin opciones de victoria a excepción de un domingo histórico.
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Jon ha sido mordido por la pitón cuando menos se esperaba. Venía jugando muy bien, sin meterse en problemas. Ha ido cazando muchos greenes, a veces desde la calle y en otras ocasiones desde el rough. Cierto es que no se ha dejado opciones muy claras, pero tampoco estaba el campo para darse un homenaje. Los greenes se están poniendo marrones, endiablados, vertiginosos, y dejarla muy cerca ha sido casi una quimera. Hoy hacía falta una implicación importante por parte del putter… y Jon no la ha tenido.
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En el hoyo 4 se le escapaba una buena opción de birdie de tres metros y en el 11 pegaba el golpe del día. Nadie la ha dejado más cerca que él para eagle en este par 5. Bestial. Cuánta altura tuvo que darle para dejarla en green…
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Estaba metido de lleno en la pelea por el torneo, a dos golpes del liderato. La única recuperación más o menos comprometida fue en el hoyo 9, desde el búnker, y lo hizo de cine. Sin sufrir demasiado. Desde el 10 había cazado todos los greenes excepto en el 12 y 15, que la dejó en el collarín, ningún problema. Sin embargo, en el 16, donde empieza el pozo de las serpientes del Valspar, firmaba el primer bogey del día tras un doloroso tripateo. La dejaba a unos 16 metros de la bandera para birdie y después fallaba un putt de par de metro y medio. Lo tiró a tablero, para asegurar el par, pero no cazó el hoyo y aún tuvo que meter otro igual de vuelta para bogey. Era sólo el aperitivo de un cruento final.
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En el 17 pateaba para birdie y rubricaba un par cómodo, pero aún aguardaba el 18. Ahí se produjo el gran mordisco. Puro veneno. Fallaba la calla al búnker de la izquierda, zona que ya visitó el jueves y desde donde hizo un birdie sideral. Pero esta vez no pudo repetir el golpe. Se quedaba corto de green con un approach muy delicado, con la bandera corta y el búnker por medio. Su tercer golpe acababa en el búnker y, desde ahí, sacada y dos putts. Por supuesto, el putt de bogey tocaba el hoyo con una pequeña corbata, para echar más sal en la herida. Final feo y frustrante que lo ha dejado fuera del top ten y pendiente este domingo de una gesta para darse alguna opción de victoria. En cualquier caso, el top ten sigue estando a tiro, concretamente a tres golpes. Sin duda, un inmerecido final a la historia de su tercera ronda en el Valspar.
