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Luke Donald: se cumplen cinco años de una mala decisión

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Luke Donald, a principios de 2018 en el Genesis Open. © Golffile | Eoin Clarke
Luke Donald, a principios de 2018 en el Genesis Open. © Golffile | Eoin Clarke

Se acaban de cumplir cinco años de la última victoria oficial de Luke Donald. Fue en el Dunlop Phoenix de Japón en 2013. También se cumplen cinco años de la decisión que metió en un túnel su carrera. En aquel año 2013, el que había sido Número 1 del mundo durante 2011 y 2012, decidió cambiar de entrenador. Sentó en el banquillo a Pat Goss, su compañero de toda la vida, el hombre que lo reclutó para la Universidad de Northwestern y que después lo siguió cuando se hizo profesional. El ‘coach’ con el que llegó a ser el mejor jugador del mundo.

“El impulso fue pegar al driver más largo y más recto y ganar distancia. Pensaba que así tendría más opciones de ganar Grandes”, reconocía esta semana en la previa del QBE Shootout, torneo por parejas que arranca este viernes en Florida y donde hará su reaparición en Estados Unidos tras ocho meses batallando contra una lesión de espalda.

“El impulso fue pegar al driver más largo y más recto y ganar distancia. Pensaba que así tendría más opciones de ganar Grandes”

Para lograr este objetivo, contrató los servicios de Chuck Cook y se puso manos a la obra. La decisión entonces era absolutamente legítima e incluso lógica, pero lo cierto es que no le pudo salir peor. Inició una cuesta abajo y sin frenos que le ha llevado a ocupar hoy el puesto 548º del ránking mundial. Se metió en un callejón sin salida y ya no pudo ni siquiera dar marcha atrás. “El método de trabajo de Chuck era totalmente diferente y después de trece meses, donde yo intenté hacer todo lo que me pedía, me di cuenta de que no podía. El problema es que en ese intento por hacer cosas nuevas adquirí malos hábitos que me han costado mucho tiempo ir quitando. No culpo a Chuck, que es un entrenador maravilloso, simplemente es algo que no funcionó conmigo”, afirma ahora Donald.

“El método de trabajo de Chuck era totalmente diferente y después de trece meses, donde yo intenté hacer todo lo que me pedía, me di cuenta de que no podía»

Entre 1989 y 2012, ambos inclusive, Donald jugó 287 torneos, ganó doce, hizo 37 top ten y falló sólo 46 cortes, es decir, se quedó sin jugar el fin de semana un 16 por ciento de las veces. Entre 2013 y 2018 ha jugado 134 torneos, ha ganado uno, ha hecho 20 top ten y ha fallado 39 cortes, o lo que es lo mismo, casi un treinta por ciento.

La diferencia es abismal y demuestra que aquella decisión de 2013 fue mala. Un error. Luke Donald no es el primer caso ni será el último de un golfista que buscando un cambio para mejorar da veinte, treinta o cuarenta pasos hacia atrás… y después ya no puede volver.

En cualquier caso, Donald no tira la toalla. Cumple hoy 41 años y confía en recuperar su nivel. Seguramente no llegue nunca a ser otra vez Número 1 del mundo, pero al menos confía en mantenerse en el PGA Tour y pelear de nuevo por victorias. De momento, su próximo objetivo es mantener la tarjeta del PGA Tour. Jugará en 2019 con una exención médica. Tiene 15 torneos por delante para lograr 336 puntos FedEx Cup. El inglés, que en 2015 volvió con Pat Goss, se ve más que capaz y manda un mensaje positivo. “La semana pasada en Medalist hice 64 golpes”. Hay esperanza.

Consulta aquí los resultados del QBE Shootout