A nadie hubiera extrañado que Brooks Koepka (PAR) firmara algo así como un 66 o un 67, tres o cuatro menos, en la primera jornada del RBC Canadian Open, vista como fue su vuelta en el Hamilton Golf & Country Club. De este modo, hubiera tenido más a tiro al líder, Keegan Bradley (-7), que había dejado ese registro por la mañana y ahí se quedó.
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El caso es que el número 1 del mundo, con una velocidad de crucero estable y más que digna de tee a green, se había dejado al delantero centro titular en el banquillo. Hasta en 16 ocasiones pateaba para birdie, nunca desde más allá de diez metros, y sólo convertía dos, nunca desde más allá de metro y medio, dejándose por el camino un hermoso puñado de opciones más que razonables. Al final va a ser verdad eso que dice el chico fornido de Florida: “casi es más sencillo ganar un Grande que un torneo del calendario regular”. Cuestión de motivación y chispa. De todos modos, mejor no lo demos por liquidado.
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El primer ‘round’ en el reencuentro entre Koepka y Johnson, números 1 y 2, casi puede darse por nulo, en vista del 71 (una más en el día) de D.J., mucho más fallón con el juego largo. Tampoco Justin Thomas (PAR) anduvo fino en apenas ninguna parcela del juego.
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Hay que destacar el despliegue del contigente local, los canadienses. Hace 65 años que un canadiense no gana este torneo, pero la maldición desde luego no ha afectado a esta primera jornada. Hasta cinco encontramos entre los quince primeros, en un radio cercano a la cabeza: Nick Taylor (-6), Adam Hadwin (-5), David Hearn (-4), Drew Nesbitt (-4) y Mackenzie Hughes (-4).
Sergio García (+1), va a necesitar algo así como una vuelta de -2 el viernes para pasar el corte y, de esta manera, afinar y afilar sensaciones de cara al US Open de la semana que viene. Si el español mejora desde el tee no es un registro imposible, ni mucho menos.
