Inicio Grandes Circuitos PGA Tour El suspiro de Fowler se pudo escuchar hasta en la Antártida…

El suspiro de Fowler se pudo escuchar hasta en la Antártida…

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Rickie Fowler posa con el trofeo de campeón del Phoenix Open. © PGA Tour
Rickie Fowler posa con el trofeo de campeón del Phoenix Open. © PGA Tour

Rickie Fowler (-17) ha logrado una de las victorias más dramáticas y angustiosas que se recuerdan en el PGA Tour. El golfista de Murrieta ha conquistado el Waste Management Phoenix Open tras un domingo de infarto donde le dio tiempo a hacer de todo. Salió con el torneo dominado, después del 10 lo tuvo ganado, tras el 12 lo había perdido y en el 15 volvió a tomar el control para acabar imponiéndose con dos golpes de ventaja sobre Branden Grace (-15).

No fue un domingo típico de golf. Ni mucho menos. La última ronda en el TPC Scottsdale fue rara, rara, rara. Como el tiempo. Gris, lluvioso. Un día de nubarrones, aunque con la emoción disparada. Una despiadada montaña rusa de la que terminó saliendo ganador Fowler cuando ya muchos pensaban que este torneo formaría parte de su particular leyenda negra.

Jon Rahm nunca había encadenado tantos top ten consecutivos en su carrera

Rickie salió con tres golpes de ventaja, un colchón más que cómodo como para pensar que el torneo estaba en su mano. Sin embargo, un doble bogey en el hoyo 5 ya presagiaba que el día no iba a ser fácil. Sólo la mala marcha de sus compañeros de partido estelar, Justin Thomas y Matt Kuchar, le daba respiro a Fowler. Tanto es así que sin hacer nada del otro jueves se plantó en el tee del hoyo 11 con cinco golpes de ventaja. Hizo birdie en el 10 y, aunque todavía marchaba uno sobre par en el día, era el tuerto en un partido de ciegos. En ese instante, Thomas iba +2 en el día y Kuchar +3. Un despropósito.

Entre tanto regalo de los gallos, Branden Grace fue poco a poco asomando la cabeza. Venía desde muy lejos, a seis golpes de Fowler, pero finalmente se convertiría en su gran rival.

La historia de la vuelta estuvo en el hoyo 11. Fowler falla la calle en este par 4 y se ve obligado a jugar corto de green. Su approach no es demasiado malo, pero la bola sale algo suelta y no para. Sigue rodando. Parece directa al búnker, pero tuerce ligeramente, esquiva la trampa de arena y se va al agua. Nunca paró. Parecía imposible, pero acabó en el área de penalización. Nada grave en cualquier caso para alguien que lleva cinco golpes de ventaja…

VÍDEO | Así fue el surrealista triple bogey de Rickie Fowler en el hoyo 11…

Pero la pesadilla no había hecho más que empezar. Dropa la bola y la deja en reposo sobre la hierba entre el agua y el búnker. Fowler se acerca al green para estudiar exactamente la zona donde quiere que bote la pelota y cuando regresa para dar el golpe comprueba atónito que su bola ha empezado a moverse y acaba de nuevo en el fondo del lago. Se movió sola. Un golpe más. Así, tercero al agua, cuarto de penalidad y uno más de castigo tras irse de nuevo al lago… Tenía que dar su sexto golpe. Desde ahí, firma un extraordinario approach y putt y salva el 7. Triple bogey. Hay torneo.

En el hoyo 12 comete bogey, aún aturdido por lo que le acababa de pasar, y pierde el liderato a manos de Branden Grace. El sudafricano se encuentra con un regalo. Lleva una buena vuelta, pero tampoco está haciendo nada del otro mundo. Simplemente, pasaba por allí. De repente, Fowler tenía que volver a ganar un torneo que ya parecía haber ganado hacía una hora. Se podría haber desmoronado, pero no lo hizo. Se puso manos a la obra.

Sacó un gran birdie en el hoyo 15, cazando el green de dos y pateando de lejos para eagle. Ahí empataba la contienda con Grace. El sudafricano hacía par en el hoyo 16, pero en el 17, un par 4 corto donde se puede llegar a green con el driver, la mandó al agua y acabó con bogey tras hacer también un approach muy malo. Las musas del golf le devolvían la afrenta a Fowler. De pronto, se veía con un golpe de ventaja, que poco después serían dos tras rubricar un sensacional birdie en el 17. Él sí cazó el green de uno…

Fue un domingo increíble. Nadie habría dicho en el hoyo 11, que apenas media hora después Fowler habría perdido el liderato y nadie habría apostado después del 12 que Rickie saldría con dos golpes de ventaja en el 18. Un domingo de locos con un partido estelar que acabó con un acumulado de ocho sobre el par. Nadie ha ganado un torneo en el PGA Tour desde 1983 con un doble bogey y un triple bogey en la ronda final. Rickie convirtió el drama en historia. Es su quinta victoria en el PGA Tour y su novena como profesional. Su suspiro de alivio cuando embocó el putt de par en el hoyo 18 se escuchó en la Antártida.

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