Rory McIlroy ha salido en uno de los primeros partidos del día este domingo en el TPC River Highlands, en la última ronda del Travelers Championship. Es la consecuencia del pobre torneo que ha realizado. Sin embargo, el norirlandés ha firmado un vueltón de 64 golpes. Es la segunda mejor tarjeta de su carrera un domingo y ha subido como la espuma en la clasificación. ¿Luz a final de túnel?
Pues cualquier diría que sí, y de hecho algo habrá, aunque a McIlroy le cuesta verla. No parecen importar demasiado los 64 golpes, ni el hecho de haber subido más de cuarenta puestos en las clasificación y ni siquiera el haber encontrado un putter que parece que funciona. En el colmo de los colmos de la desesperación, Rory ha jugado esta semana como tres modelos de putter diferentes. Hoy, por fin, ha conseguido patear mejor que la media, pero ni por esas…
Preguntado Rory sobre si el putter que ha utilizado hoy, más parecido a los modelos tradicionales, será que use en los próximos torneos, McIlroy se ha limitado a un “no sabe, no contesta”. “Ya veremos qué hago en el futuro, no lo sé. Hoy he pateado mejor que los tres primeros días, pero es que no era nada difícil patear mejor de lo que lo he hecho jueves, viernes y sábado”, comentaba escéptico.
Sea como fuere, da la sensación de que a poco que le acompañe el putt, Rory va a estar muy pronto peleando por las victorias. Ya en el US Open dejó algunos golpes de mucha calidad y hoy en el Travelerse ha cogido 17 de los 18 greenes, su cifra récord en el PGA Tour. El juego vuelve a estar engrasado y apenas le falta finura en los greenes. Será candidato al triunfo en Irlanda. No lo duden. Aunque incluso al propio Rory se le nuble el pensamiento en estos momentos…
