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Tiger se queda helado en los greenes tras la tormenta

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Tiger Woods en el hoyo 18 de Muirfield durante la segunda jornada del Memorial. © Golffile | Brian Spurlock
Tiger Woods en el hoyo 18 de Muirfield durante la segunda jornada del Memorial. © Golffile | Brian Spurlock

Había que ver a ese puñado de aficionados celebrando como pollos sin cabeza, dicho en el mejor de los sentidos, el fastuoso eagle de Tiger Woods (-5) en el hoyo 11 del Muirfield Village Golf Club, tras embocar un delicioso approach desde algo menos de noventa metros, llevando la bola por detrás del trapo y aplicando un suave y controladísimo retroceso. Un disparo que, a pesar de su sutilidad, era un puro trueno, un rayo, una  tormenta en el imaginario de los miles de aficionados que siguen al gran campeón, que además se plantaba con el latigazo a las puertas del top ten del Memorial, acechante.

VÍDEO | Tiger pone patas arriba Muirfield con un eagle desde 86 metros

Lo siguiente que hacía Tiger, después de recoger el cariño y la algarabía de la multitud enfervorecida y la bola de la cazoleta, era pegar un espléndido hierro 9 en el hoyo 12, par 3, que llevaba la bola hasta el mismo trapo, saludándolo, tocándolo literalmente para dejarse una opción de birdie de metro y medio… En ese momento, el torneo se suspendía por amenaza de tormenta eléctrica. Una tormenta que frenaba a otra. O, si se prefiere, una tormenta virtual, casi poética, como preludio de otra, más prosaica.

VÍDEO | El eagle por control remoto de Mackenzie Hughes

Existía una enorme expectación por ver cómo iba a responder la espalda de Tiger, que el jueves volvió a ‘protestar’ ligeramente. Y el inicio con bogey en el hoyo 1 no hizo sino incrementar la incertidumbre. Pero sólo era un accidente, porque enseguida se ponía en marcha la trituradora. Ya no iba a dejar de cazar greenes, de pegar tirazos, de dejar la bola muy cerca de la bandera, hasta completar una serie de cuatro birdies por los primeros nueve hoyos del recorrido de Dublin, Ohio, la casa de Nicklaus. Y después, lo dicho, la tormenta…

La espalda le da un buen susto a Tiger Woods

Sin embargo, el parón de aproximadamente hora y media no iba a sentar nada bien a Woods. Más concretamente, a su putter. Se quedaba helado en los greenes. Lo primero que hizo tras la reanudación fue fallar ese putt corto de birdie en el 12, y acto seguido erraba otro aún más corto en el 13, también de birdie. Y otro más de unos dos metros en el 16… Y hasta uno de menos de un metro para salvar el par en el 17. Al final, entregaba una buena vuelta de 67 golpes que sabía a poco, tal y como se le había visto antes de la suspensión.

Joaquín Niemann, en la segunda ronda del Memorial. © Golffile | Brian Spurlock
Joaquín Niemann, en la segunda ronda del Memorial. © Golffile | Brian Spurlock

Es lógico que los focos se centren (o los centremos, para ser más exactos) en la figura del catorce veces ganador de Grandes, pero hay que puntualizar que en realidad la segunda jornada, que finalmente pudo concluir, fue eléctrica en muchos y variados frentes. Los líderes, por ejemplo son Kyle Stanley (-11) y Joaquín Niemann (-11), el joven chileno que no deja de evolucionar y que le ha cogido gusto a las alturas, que firmaban tarjetas de 66 y 68 golpes. Justin Rose (-7), compañero de partido de Tiger, entregaba otro 66, el mismo resultado que Henrik Stenson (-7), que parece reaccionar a tres meses de la Ryder, o que Dustin Johnson (-6) y Phil Mickelson (-4) horas antes.

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