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PINCELADAS DE LA RYDER (II)

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Seguimos con pequeños recuerdos y sensaciones del K Club en la Ryder de 2006… 

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Clarke y Stenson celebran la victoria

-Olazábal ha perdido calle. Creo que es el hoyo 4. Un insensato (creo recordar que se trataba de un fotógrafo) anda alocadamente por dentro de las cuerdas y se echa encima de la bola del español, que reposa escondida en el rough. Chema se va a por él temiéndose lo peor, y el caso es que el individuo roza la bola, aunque no llega a pisarla y hundirla… Ya ven hasta qué punto cualquier detalle cuenta. Y yo pensaba: pues sí, esto puede ocurrir hasta en una Ryder. 

-Sergio sale del hoyo 8 camino del tee del 9. Stewart Cink no le deja respirar en los individuales del domingo embocando putts absolutamente monstruosos. Me acerco hasta la cuerda y, a menos de un metro de García, le digo apretando los puños: "vamos Sergio, que te lo vas a comer, vamos que puedes, vamos, vamos, vamos…". O algo así. Creo sinceramente que Sergio debió pensar, algo asustado: "¿y éste tío de dónde ha salido?" 

-Un irlandés, enganchado al auricular en el hoyo 16 siguiendo la jornada por la radio interna, se dirige a los tres españolitos: "your boys, your boys…". Sergio y Chema acaban de ganar otro hoyo. Nos fundimos en un abrazo con el aficionado ‘irish’. ¿Qué habrá sido de él? Me gustaría saber cómo le va, si se ha casado, si tiene hijos, si está 'reputeao' en su trabajo… Fueron sólo unos minutos compartiendo un insólito hermanamiento europeo…

-Hordas de locura en la tienda oficial de la Ryder. Hay que llevar recuerdos. Por supuesto, acabas comprando algo que no termina de gustarte. 

-Chris Di Marco busca su bola. Se ha marchado al rough en el hoyo 13. Su bola está justo delante mía y no tiene muy buena pinta, ni buen ángulo. El americano mira y remira, un swing de prueba, se asoma, vuelve sobre la bola… Mickelson, su compañero, hasta el momento casi ajeno, se le acerca y le dice: "Chris, yo estoy en el centro de la calle, no pasa nada…". Podría interpretarse como un comentario de ánimo y apoyo, pero a Di Marco no termina de sentarle muy bien… Su golpe se fue al agua.

 

Por David Durán