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The Belfry, 1985: el resplandor

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La dimensión y el concepto que hoy día tiene la Ryder Cup tuvo un punto de partida, que fue evidentemente cuando en la edición de 1979 el equipo británico se convirtió en Europa. Pero, dicho esto, fue en 1985 cuando de verdad comenzó a cambiarse el rumbo de la historia de esta competición, abrumadoramente dominada por los norteamericanos hasta entonces.

 

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Imagen de aquella Ryder del 85 ¿Reconocen a alguien?

 

"No es por presumir, pero los españoles fuimos los que cambiamos el rumbo de la Ryder"

Ocurrió en The Belfry (Sutton Coldfield, Inglaterra) sin duda santuario Ryder del equipo europeo, donde se han disputado cuatro con un balance de dos victorias, un empate y una sola derrota. La última vez que el equipo americano había mordido el polvo fue en 1957 (también hubo un empate en el 69), y los europeos sentían que había llegado la hora…

"Todos sabíamos que ese año teníamos un equipo buenísimo, seguramente mejor que el de ellos. Pero los americanos ganaban siempre y las expectativas había que confirmarlas. La gente estaba como loca: decenas de miles de aficionados abarrotaban cada hoyo, sabiendo que esta vez se podía ganar", explica a Tengolf Manuel Piñero, miembro de aquel equipo histórico. Y no un miembro cualquiera: Piñero ganó cuatro puntos de cinco partidos disputados por él en esa edición, siendo el baluarte más importante para la Vieja Europa…

 ¿Cuál era ese imponente equipo europeo al que se refiere? El formado por: Ballesteros, Faldo, Langer, Woosnam, Piñero, Lyle, Torrance, Cañizares, Rivero, Clark, Brown y Way. En efecto, precisamente el año mágico de 1985 en la 26ª mágica edición de la Ryder, precisamente en esa ocasión una tercera parte del equipo era español, cuatro jugadores. Nunca más ha vuelto a ocurrir. Y mucha atención al equipo americano: Wadkins, Stadler, Floyd, Kite, Jacobsen, Sutton, North, O'Meara, Green, Zoeller, Peete y Strange… Otra potentisima escuadra.

En los foursomes del sábado por la tarde, y con un marcador parcial de 6-6 (máxima igualdad) el capitán europeo Tony Jacklin, tuvo una magnífica 'ocurrencia': sacó para abrir fuego a dos parejas españolas. Primero salieron Cañizares y Rivero ante Kite y Peete; por detrás iban Severiano y Piñero ante Stadler y Sutton… The Belfry estallaba con la tremenda demostración de lso españoles: Cañizares y Rivero vencían por 4&3, mientras que Ballesteros y Piñero lo hacían por 5&4. Un tornado.

"La verdad es que dentro del equipo tampoco te dabas mucha cuenta de que íbamos cuatro españoles… Esa es la virtud de Europa, que sabe hacer grupo con varias nacionalidades distintas. Pero es verdad que éramos un grupo de jugadores españoles que estábamos muy unidos, nos llevábamos muy bien. Creo que jugábamos sin complejos… Al español le gusta el enfrentamiento y el match play", explica Piñero.

Por supuesto, en países con más tradición de golf, la hazaña de los españoles será recordada porque Europa venció en esa Ryder por 16,5-11,5 y los españoles ganaron siete puntos (Ballesteros y Piñero jugaron los cuatro puntos por pareja y ganaron tres; Cañizares ganó medio punto más jugando junto a Langer; Rivero y Cañizares vencieron en lso citados foursomes; y en los individuales, Piñero y Cañizares ganaron su punto y Seve sacó medio más).

Las palabras de Piñero deben resonar bien fuerte: "en España aún no nos hemos dado cuenta, pero los jugadores españoles fuimos los que cambiamos el rumbo de la Ryder. Así de sencillo y no es por presumir. Con Seve al frente, que era el alma de la Ryder. Jugar junto a él fue una suerte; era bonito pero complicado a la vez, porque tenías que estar a la altura del mejor y más carismático. Es posible que en España nos olvidemos de estos logros, pero en las Islas Británicas eso lo tienen grabado y lo transmitirán a sus generaciones futuras".