Sergio García ha jugado treinta hoyos en las dos primeras jornadas del WGC Dell Match Play y sólo ha fallado dos greenes en regulación en un campo algo más que delicado y en unas condiciones algo más que picantes: greenes que casi nunca invitan a patear con agresividad, movidos y muy rápidos, y un viento curioso, sobre todo el jueves, con rachas que llegaban tranquilamente a los 30 kilómetros por hora.
Putnam, la última víctima del rodillo de Sergio García
Se puede ir más lejos. Sólo ha fallado seis calles, pero sin haber perdido el control en ninguna de las seis ocasiones. Antes bien, fallando siempre por el lado bueno y la mayoría de las veces, con la bola muy cerquita del fairway.
En 21 de 28 ocasiones, Sergio estaba pateando para birdie desde un círculo no superior a los seis metros
Aunque el verdadero prodigio lo ha mostrado con los segundos tiros. No es sólo que haya cazado todos los greenes en regulación, excepto dos, sino que en 21 de 28 ocasiones estaba pateando para birdie desde un círculo no superior a los seis metros, y en 11 ocasiones, desde distancias no superiores a los tres metros. Una auténtica barbaridad en unos greenes, hay que insistir, donde no es nada sencillo acertar a dejarla ni medianamente cerca. No es tan extraño, por tanto, que apenas haya sufrido con los putts de vuelta para salvar pares de granito (tan solo en dos ocasiones se ha visto obligado a patear desde más allá de un metro para salvar el par).
Sergio y otros siete jugadores libran otra bonita lucha esta semana
Incluso, rizando el rizo, podría añadirse sin faltar a la verdad que en los dos greenes en regulación que ha fallado, el tiro en realidad era más que notable, llevaba mucha intención y buscaba bandera.
Sergio vence a Lowry con el modo trituradora
Haciendo un ejercicio inútil de traslación, a la vista sólo de las coordenadas de su juego, en una semana stroke play sería el líder del torneo, o no andaría muy lejos. Podemos estar bien seguros. Y esta es la cuestión: ocurra lo que ocurra hoy, es legítimo y reconfortante hacer una lectura de su despliegue en clave de Masters de Augusta. Hoy mismo podría irse a casa, si pierde con Reed, Putnam gana a Lowry y acto seguido supera al español en el desempate. Y si no, podría hacerlo al día siguiente, incluso jugando una ronda pródiga en birdies. Sin embargo, con el primer Grande a la vuelta de la esquina, las señales inequívocas de recuperación (y excelencia) que está enviando el de Borriol con su juego de tee a green, demasiado irregular durante las últimas semanas, son una magnífica noticia que van mucho más allá de lo que ocurra en Austin.
