Hideki Matsuyama ha sido, sin duda, el gran protagonista del cuarto y último Campeonato del Mundo de Golf de 2016, disputado esta semana en el Sheshan International Golf Club de Shangai. El japonés ha completado un torneo sencillamente extraordinario para hacerse con el WGC HSBC Champions, el mayor éxito a nivel internacional de la historia para un jugador de su país.
No extraña, por tanto, la alegría que mostraba nada más finalizar la habitual sesión de fotos con el trofeo: «Es una gran victoria para mí y espero que lo sea también para Japón, y que anime a mucha gente a jugar al golf. Estoy casi sin palabras, muy feliz y emocionado, tanto por el triunfo como por los puestos que voy a subir en el ranking mundial. Hay todavía un montón de grandes jugadores por delante de mí, pero esto me sirve como incentivo para trabajar aún más duro».
El secreto de su incontestable triunfo en China, además de su consistencia y su acierto absoluto en las recuperaciones (10 de 10 en la cuarta y última ronda), la destreza que ha exhibido con el putter, mostrándose casi infalible en el green durante todo el torneo. «No recuerdo haber jugado antes de una forma tan consistente. Creo que nunca he pateado tan bien como esta semana», confesaba.
Matsuyama, pese a su ventaja en la clasificación, no se vio ganador «hasta el hoyo 16, cuando llegué al green con mi segundo golpe», y celebró con emoción el par en la última bandera, embocando un gran putt de media distancia para «no hacer ni un solo bogey» en todo el día. Si es capaz de mantener este nivel, parece evidente que ha nacido una estrella…
