Inicio WGC WGC México Championship “En los últimos cuatro hoyos parecía que estaba borracho”

“En los últimos cuatro hoyos parecía que estaba borracho”

Compartir
Ryan Fox, durante la primera ronda del WGC México Championship. © Golffile | Ken Murray
Ryan Fox, durante la primera ronda del WGC México Championship. © Golffile | Ken Murray

Si largo, duro y complicado ha sido el viaje de Adrián Otaegui para llegar hasta el WGC México, la peripecia de Ryan Fox no se queda atrás. El neozelandés, último en entrar en el torneo justo después de Otaegui, pisó por primera vez el Club de Golf Chapultepec ayer jueves un par de horas antes de jugar la primera vuelta.

Análisis de David Durán | Buscábamos un clavo ardiendo en México… Y lo hemos encontrado

Fox, ganador del ISPS Handa World Super 6 el pasado domingo en Australia, tras derrotar en la final precisamente a Adrián, se enteró el martes, mientras aprovechaba el día de descanso para pescar, de su entrada en el torneo. “El lunes creo que estaba el séptimo reserva, así que jamás se me pasó por la cabeza que pudiera tener alguna opción de jugar. Cuando mi avisaron me lo tuve que pensar. No fue una decisión fácil. La próxima semana es el Open de Nueva Zelanda y cumple 100 años. Es un gran torneo para mí. Sabía que si venía a México no iba a poder preparar el campo y, encima, me iba a condicionar la próxima semana con mi Open. Sin embargo, al final se trata de un WGC y no le puedes decir que no…”, asegura.

Fox llegó a Ciudad de México el miércoles por la noche y lo primero que hizo fue sentarse a cenar con el caddie de Jake McLeod, un amigo suyo neozelandés que le puso al día sobre el Club de Golf Chapultepec. Hasta ahí ha llegado su preparación del torneo. “He jugado lo más conservador que he podido, tratando de estar siempre en calle. He visto que se pueden tomar algunas líneas agresivas desde el tee, cortando por encima de los árboles, pero no he querido hacerlo sin haberlo podido practicar antes. No tenía ni idea de cuánto me iba a volar la bola, así que he jugado siempre con el freno de mano echado”, confiesa.

Sergio saca petróleo desde los árboles de Chapultepec

Lo cierto es que físicamente tampoco estaba para muchos trotes después de cinco semanas jugando de manera consecutiva y en tres continentes diferentes. Tampoco ayudan las 19 horas de diferencia que hay entra Auckland, donde estaba el martes, y Ciudad de México. El miércoles me dormí a las 10.30 de la noche y a la una me desperté completamente desvelado. Me tomé una pastilla y pude dormir un poco más. Los primeros hoyos iba bien, pero a partir del 14-15 me sentía como si estuviera borracho, todo me daba vueltas en la cabeza. Por suerte metí un par de putts muy buenos y pude aguantar”, explicó.

Las excusas de Adrián Otaegui

En estas condiciones, hay que decir que su vuelta de 72 golpes (+1) fue una auténtica heroicidad. Ayer, nada más acabar su ronda, se fue al campo de prácticas para trabajar con el trackman y tratar de ajustarse mejor a la altura de Chapultepec.