Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2018 No harían mal en tomarle a Jon las medidas de la chaqueta…

No harían mal en tomarle a Jon las medidas de la chaqueta…

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Jon Rahm en el hoyo 6 durante la fonda final en Augusta.
Jon Rahm en el hoyo 6 durante la fonda final en Augusta.

Jon Rahm (-11) se ha estrenado en el top ten final de un Grande con una última vuelta  de 69 golpes en el Augusta National y un sobresaliente cuarto puesto final en este apasionante Masters 2018 que Patrick Reed se ha llevado con toda la justicia y los honores. A la vista de lo ocurrido, digamos por el momento que pueden irle tomando al joven vasco las medidas para la chaqueta verde porque antes o después se la va a poner bien puesta. Ha mostrado el nervio y el temple de los grandes campeones y ha sido cuestión de detalles que no pudiera arrimarse un poco más al liderato en el tramo final de la jornada.

Jon ha sido de largo el mejor jugador en el total de las tres últimas rondas, con un parcial de -14

De todos modos, si analizamos el torneo de Jon Rahm desde un punto de vista global la primera conclusión diáfana es que este Masters se le escapaba en realidad en la primera jornada. Aquel 75 se ha revelado como un lastre excesivo ante el despliegue del ganador, porque hay que tener en cuenta que el español ha sido de largo el mejor jugador en el total de las tres últimas rondas, con un parcial de -14 (Reed y Fowler acumulaban un -12 en los últimos 54 hoyos).

Si lo enfocamos desde el punto de vista de la decisiva última vuelta quizá se pueda concluir que a Jon sólo le ha faltado enchufar algún putt más desde media o larga distancia. Nada más. Y no es que haya estado mal, ojo, porque de hecho embocaba en los hoyos 7 y 14 desde esa distancia crítica de los cuatro metros, y luego tiraba buenos putts en los hoyos 6, 10, 12, 13 (este para eagle) y 16 desde distancias que iban de los cuatro a los siete metros y medio y que no terminaban de encontrar la cazoleta… Pero él tenía que enjugar una distancia importante con la cabeza del torneo y se hacía necesario una jornada especialmente brillante desde esas distancias.

Rahm ya tiene el mapa del tesoro en el bolsillo, ahora sólo queda que siga los pasos y las instrucciones con paciencia y al pie de la letra

Ha atacado siempre que ha podido, ha pegado tiros excelentes, lo ha luchado con bravura, ha sido protagonista en la batalla decisiva, lo ha rondado con intención e inteligencia y podemos estar seguros de que su presencia en los Grandes cobra a partir de ahora una nueva dimensión. Jon ya tiene el mapa del tesoro en el bolsillo, ahora sólo queda que siga los pasos y las instrucciones con paciencia y al pie de la letra.

Jon Rahm este domingo en la jornada final del Masters de Augusta.
Jon Rahm este domingo en la jornada final del Masters de Augusta.

Regresando al análisis puntual de la jornada dominical, la emboscada del hoyo 15 también ha pesado, obviamente. El bogey en el último par 5 del coloso de Georgia lo dejaba sin opciones, pero nada se le puede reprochar: fue a por la bandera en busca del eagle y el tiro desde 197 metros, bien tocado y con una línea fantástica, se le quedaba medio metro corto, quizá un metro (o dos palmos, nunca se sabe con exactitud), y la bola acababa en el agua. Llegados a aquel punto es lo que tocaba hacer y salió cruz… A Reed le salía cara en el 13, por ejemplo, pues su bola parecía haberse ido al agua en la ría que defiende el green y sin embargo se quedaba casi incrustada en la misma pendiente. Jon, por lo menos, ha sido uno de los escasos privilegiados que ha podido lanzar esa moneda al aire en el hoyo 69 del torneo, todavía en busca del triunfo. Seguramente hay que irse al agua en el 12, el 13 o el 15 del Augusta National antes de ganar el primer Masters, así que nada que objetar.

Jon Rahm ya sabe lo que se siente en la última jornada del Masters luchando por la victoria, ya sabe que puede con ello, que es capaz

Rahmbo quería medirse y testarse en una última jornada de ‘major’ con opciones de victoria. Objetivo conseguido. Y la prueba, además, ha sido satisfactoria. Ya sabe lo que se siente, ya sabe que puede con ello, que es capaz y que sólo queda que se alineen los dos o tres detalles de azar, oportunismo o lucidez que marcan la diferencia.

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