Inicio Masters de Augusta Masters de Augusta 2019 El Masters más redondo para José María Olazábal

El Masters más redondo para José María Olazábal

Compartir
Olazábal, celebrando el Masters
Olazábal, celebrando el Masters

Como cada año por estas fechas, José María Olazábal regresa al Augusta National Golf Club. La invitación de por vida al Masters de la que se hizo acreedor con sus dos triunfos en 1994 y 1999 lleva al golfista guipuzcoano todas las primaveras, desde hace casi 30 años con tres únicas ausencias, al lugar en el que alcanzó la gloria, donde se enfundó la Chaqueta Verde para inscribir con letras de oro su nombre en la historia de este deporte.

Este año, además, de una manera muy especial. Esta misma semana se cumplen 25 años de su primera victoria en Magnolia Lane, con dos golpes de ventaja sobre Tom Lehman, y 20 de la segunda, con otros tantos impactos de margen sobre Davis Love III. Dos cifras redondas para un deportista que ha sido capaz de sobreponerse a serios problemas de salud por una artritis reumatoide que le lastra desde hace décadas y construir una carrera plagada de éxitos.

Una trayectoria que, mirando con perspectiva, le hace sentirse más que satisfecho. «Cuando abro la taquilla de Augusta y veo la Chaqueta Verde, mi sensación es de satisfacción y hasta cierto punto de orgullo», confiesa Olazábal en Primera Plana, de Marca, antes de poner rumbo a Georgia. «El objetivo este año es pasar el corte y hacer un resultado digno. No sé cuántos Masters me quedarán, espero que todavía unos pocos más», añade.

«CUANDO ABRO LA TAQUILLA DE AUGUSTA Y VEO LA CHAQUETA VERDE, MI SENSACIÓN ES DE SATISFACCIÓN Y HASTA CIERTO PUNTO, DE ORGULLO»

Dos años después de su primera victoria en Augusta, Olazábal se veía obligado a seguir el Masters por televisión, postrado en la cama y sin saber si podría volver a competir o incluso caminar: «Durante mucho tiempo pensé que el golf se había terminado, que no volvería a jugar nunca. Fue muy duro. Seguía los torneos por televisión, veía a mis compañeros hacer birdies y bogeys…». Acababa de cumplir 30 años.

Por eso, cuando en 1999 volvió a ganar el torneo uniéndose al selecto grupo de jugadores con dos o más Masters en su palmarés del que forman parte leyendas como Seve Ballesteros, Jack Nicklaus, Arnold Palmer, Tiger Woods, Sam Snead, Gary Player o Ben Hogan, entre otros, su sensación fue indescriptible: «Haber pasado dos años prácticamente inválido te da otra perspectiva de las cosas. Aquel domingo disfruté de cada paso que di en el campo».

Olazábal, con la Chaqueta Verde del Masters
Olazábal, con la Chaqueta Verde del Masters

Ahora, a sus 53 años, José María sigue volviendo a Augusta cada año con la ilusión de un niño y dispuesto a saborear al máximo cada instante. «Es el sitio donde más en paz me siento conmigo mismo. El primer día sobre todo, cuando cojo el coche y entro por Magnolia Lane, te juro que voy lo más despacio que puedo. Me viene todo a la mente: las cenas, ratos con Seve, los pares tres… Es como estar en casa, un cúmulo de emociones que me hace sentir bien, a gusto conmigo y en paz», confiesa en El País.

«Nunca podré devolver al golf lo que me ha dado. Me lo ha dado todo. Una carrera más que digna, dos grandes, un gran número de victorias… El golf me ha dado una forma de vida, de vivir. Siempre he procurado ayudar a quien me ha pedido consejo. De verdad, de verdad, no creo que pueda devolver al golf lo que ha hecho por mí. Ha sido mi felicidad. Momentos únicos y duros también. Siempre estaré en deuda», explica emocionado. Suerte en Augusta, maestro.