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Poulter presenta en sociedad al nuevo monstruito de Augusta

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Los dos libros de yardas de Ian Poulter.
Los dos libros de yardas de Ian Poulter.

El hoyo 5 de Augusta, conocido con el sobrenombre de Magnolia, muy de Augusta, es tradicionalmente uno de los más difíciles del Masters. Sin ir más lejos, el año pasado fue el sexto más complicado, con una media de golpes de 4.164. Además, fue el quinto hoyo donde menos birdies se hicieron y el séptimo con más bogeys. Un hueso.

Sin embargo, este año ha sido remodelado y de hueso ha pasado a auténtico monstruito. Será una pesadilla, al estilo del hoyo 11, ‘White Dogwood’, el más terrorífico de Augusta. En 2018 tuvo una media de golpes de 4.4.

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Cuando se dieron a conocer los cambios que se iban a hacer del 5, ya se podía imaginar lo que iba a ocurrir. Se ha construido un tee más atrás y el hoyo ha pasado de tener una longitud máxima de 455 yardas a 495. Es decir, se ha convertido en el segundo par 4 más largo del recorrido de Mackenzie y Jones, sólo por detrás, precisamente, de las 505 yardas del 11. Si a esto le unimos un green endiablado, de los más movidos de Augusta, que ya es mucho decir, tenemos listo el cóctel explosivo.

Estos días, hay muchos jugadores que aprovechan para visitar y jugar Augusta, lejos del bullicio y apelotonamiento que se produce la semana que viene, con vueltas de prácticas que se van por encima de las seis horas. Uno de ellos es Ian Poulter. El inglés ha presentado en sociedad al nuevo hoyo 5 de la manera más gráfica posible. Ha subido una foto a sus redes sociales comparando el actual libro de yardas con el de las pasadas ediciones. Confirmado. Va a ser un auténtico dolor de cabeza.

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No sólo se ha construido un nuevo tee cuarenta yardas más atrás, sino que los búnkers a la izquierda de la calle también se han retrasado. Nunca ha sido una calle fácil de coger, pero la mayoría de los golfistas optaban por pegar la madera 3 para no meter los búnkers en juego y asegurar la zona derecha del fairway. Quedaba un tiro largo, pero tampoco era demencial. Algunos, muy pocos, pegaban el driver con la esperanza de pasar los búnkers y llevar la bola abajo para dejarse después un golpe de menos de 100 yardas.

Pues bien, con el nuevo diseño, el hoyo obliga a pegar el driver si no se quiere tener luego un golpe de 200 yardas al green. Pero claro, con el drive vuelven a entrar en juego los búnkers y el margen de error es mayor, de manera que los árboles de la izquierda y derecha entrarán más en juego. Se pueden ver tragedias importantes. El golpe desde el primer búnker es de unas 175 yardas a green, mientras que con las medidas del año pasado era de 132 yardas. Son casi tres palos de diferencia.

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Al mismo tiempo, Poulter ha desvelado que se ha creado una plataforma plana a la izquierda del green donde se podría ubicar una nueva posición de bandera. Aquí os dejamos los dos libros de yardas de Poulter…