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Una pesadilla de golpe que no le va a quitar el sueño a Pampling…

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Rod Pampling protagonizó ayer la anécdota divertida de la jornada y, seguramente de todo el PGA Championship. La noche se echaba sobre Charlotte y la sirena de suspensión estaba a punto de sonar.

El australiano acabó el hoyo 8 (su penúltimo porque empezó por el 10) y salió a la carrera al tee del 9 para pegar a la bola cuanto antes y así ganarse el derecho, él y su grupo al completo, de poder acabar el hoyo y evitarse el madrugón de regresar al día siguiente para terminar la vuelta. Además, ya no tenía ninguna opción de pasar el corte. Ni él, ni Pieters y Schauffele, que jugaban con él.

Tan rápido fue a pegar a la bola que prácticamente no le dio tiempo a ponerse bien el guante y acabó pegándole de cualquier manera, hasta el punto de conectar seguramente uno de los peores golpes que se recuerdan en un Grande.

Eso sí, no se preocupen porque ese golpe no le va a quitar el sueño a Pampling. Literalmente, ya que hoy podrá dormir a pierna suelta sin tener que volver a Quail Hollow, y figuradamente, ya que no había nada en juego. Algo parecido le sucedió a Jason Day, quien agradeció con un abrazo a Dustin Johnson que acelerara su paso para hacer lo mismo que Pampling, pero en el hoyo 18. Eso sí, al Número 1 le fue bastante mejor y hasta se dejó una gran opción de birdie que no acabaría embocando.