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Justin lo lleva en los genes: aquí su historia

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Justin Thomas saluda a su caddie Jimmy Johnson tras la última vuelta del PGA. © Golffile | Ken Murray
Justin Thomas saluda a su caddie Jimmy Johnson tras la última vuelta del PGA. © Golffile | Ken Murray

“Saco de bolas”. Justin Thomas apenas tenía dos años cuando aprendió a pronunciar esta frase. Era una especie de contraseña, un salvoconducto. Cuando Mike Thomas, su padre, escuchaba a su hijo decir esas tres palabras sabía que tenía que llevárselo a la cancha de prácticas del Harmony Landing Golf Club de Goshen, en Kentucky, el club donde ha ejercido desde 1990 como profesor jefe. Justin tenía el permiso de los socios para pegar cuantas bolas quisiera. Todos se enamoraron pronto de ese renacuajo que mostraba una pasión extraordinaria por el golf.

Y es que Justin Thomas lleva el golf profesional en los genes. Su padre es profesor jefe en Kentucky y su abuelo, Paul Thomas, también era profesional de la PGA, hasta el punto de jugar US Open y PGA y compartir alguna vuelta con Arnold Palmer. Lógico que un chico así, con apenas cinco años, ya sorprendiera a algunos de los socios del club donde trabajaba su padre asegurando que en el futuro iba a ganar algún Grande.

Thomas ha sido un talento precoz muy bien modelado por su padre. Ha ido de su mano hasta agarrar el trofeo Wanamaker. “Es muy fiero, muy emocional y muy agresivo. Cuando eres así y las cosas no van bien en una vuelta, es muy fácil tomar el rumbo incorrecto”, asegura el padre en referencia a su última vuelta en el US Open de Erin Hills, donde salió con todas las opciones de ganar el torneo. “Justin aprendió mucho de aquel domingo. Tiene 24 años y aún está en proceso de maduración. Esta semana ha demostrado una gran madurez, pero aún le queda”, asegura.

Tan de la mano han ido padre e hijo que el mismo sábado por la tarde, cuando ya caía la noche sobre Quail Hollow, se marcharon al campo de prácticas para corregir un error recurrente que causa problemas en el swing de Thomas. Se trata de la alineación. Estuvieron trabajando un tiempo y Justin acabó tan cómodo y contento que al acabar la sesión telefoneó a su novia y le dijo que se cogiera un avión a Charlotte porque podía ser un gran domingo. Y así fue.

Thomas es íntimo amigo de Jordan Spieth y es obvio que los éxitos del texano también han ido alimentando su hambre. “No diría que sus Majors me han provocado cierta impaciencia, lo que sí me generaron fueron celos, eso sí”, señaló ayer con el trofeo bajo el brazo. Thomas también quería estar en el club de los Grandes y ya lo ha conseguido.

Su carrera ha sido meteórica. Con 16 años ya jugó su primer torneo del PGA Tour, con 20 se pasó a profesional y en un año en el Web.com Tour se sacó la tarjeta del PGA Tour, con 22 ganó su primer torneo del gran circuito americano (CIMB Classic de 2015) y con 24 ha logrado su primer Major en una temporada que suma cuatro victorias. Tremendo.

Le habría encantado ganar cualquier Grande, obviamente, pero «el PGA tiene un significado muy especial en nuestra familia. Es un momento que jamás olvidaremos».

Thomas siempre tuvo claro lo que quería ser. En los torneos juniors siempre jugaba con pantalón largo, a diferencia del resto de niños, porque quería parecerse a los profesionales. Y con sólo siete años estuvo en el PGA Championship que se jugó en Kentucky, en el año 2000. En aquella edición ganó Tiger Woods a Bob May tras un duelo extraordinario. Tiger era el gran dominador del golf mundial.

Cuando Justin regresó a la Escuela tras ver en directo el torneo presumió ante sus amigos de haber conseguido el autógrafo del mejor jugador de golf de todos los tiempos. Los amigos se pusieron a gritar para que les enseñara la firma de Woods, a lo que Thomas respondió: “Cómo Tiger, es el autógrafo de Jack Nicklaus”. Con siete años. Golf en los genes.