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Ganará o perderá, pero olvídate de intimidarlo

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– Vienen al pelo unas declaraciones de Steve Williams, ex caddie de Tiger y en la actualidad en la bolsa de Adam Scott a tiempo parcial, publicadas en el último número de Golf Digest. Decía Williams que de todos los jugadores que había conocido Zach Johnson era el que menos se dejaba intimidar de todos y el que más partido sacaba a su juego, plenamente consciente de sus virtudes y limitaciones y sin preocuparse lo más mínimo de sus rivales o compañeros de partido. Digamos que el aura del mejor Tiger nunca deslumbró al jugador de Iowa.

– El golf vuelve a burlar casi cualquier análisis a priori. En la última jornada del British Open, lunes excepcional de ‘major’, llegaban a los últimos nueve hoyos del torneo hasta siete jugadores con opciones claras de victoria. Teníamos al Número 2 del mundo (Spieth), al 9 (Day), al 10 (García), al 11 (Scott), al 17 (Oosthuizen), al 25 (Zach Johnson) y al 61 (Leishman). Por supuesto, los tres que alcanzaron el play off de desempate fueron los tres peores situados en el ranking mundial: Oosthuizen, Johnson y Leishman. Ni hecho a conciencia.

Unos se cayeron antes que otros. Sergio, por ejemplo, que había remado con determinación durante los diez primeros hoyos (parcial de cinco menos en este tramo), se quedaba demasiado retrasado con los bogeys de los hoyos 12 y 13. Scott se despeñaba a partir del 14, finalizando con tres bogeys y un doble bogey en los últimos cinco hoyos. Y Day y Spieth aguantaban el tirón hasta el mismo 18, donde habrían podido meterse en el desempate con un birdie que no llegó…

– El empuje o la paciencia de Dustin Johnson, especialista en reveses dramáticos en los grandes, llegó hasta el hoyo 52. Aquel bogey en el 16 de la tercera jornada marcó un antes y un después. Desde ese momento sus andares por el campo no fueron los mismos y casi bajaba los brazos en cuanto se encontraba una dificultad. Este lunes arrancaba con birdie, pero una mala salida en el 2 pinchaba el globo: tres bogeys consecutivos y un largo penar por delante para terminar en el puesto 49º después de haber liderado el torneo en las dos primeras rondas.

– El rostro de Jason Day en el green del hoyo 72 no podía ser más expresivo. Necesitaba el birdie para meterse en el desempate y su putt se quedó corto. No era difícil saber qué estaba pensando: «otra vez me he quedado a las puertas». El golf es muy duro en ese sentido y los traumas están a la orden del día. Que se lo pregunten a jugadores de la talla de Colin Montgomerie, Lee Westwood y Sergio García. El australiano volverá a ponerse mirando al triunfo en un Grande (igual que Westwood y García, seguro), pero este tipo de oportunidades perdidas escuecen una barbaridad.

– Jordan Spieth ya no conseguirá el Grand Slam, pero lo suyo da miedo. Después de acabar la accidentadísima segunda jornada dijo que necesitaría jugar en diez menos los últimos 36 hoyos para tener alguna opción de victoria. En efecto, ese es el registro que le habría valido para jugar el desempate… Su putt kilométrico en el 16 se perderá en la memoria porque al final no le valió para ganar, pero demuestra la pasta de que está hecho este jugador.