Inicio Tengolf TV Diez horas con los dedos cruzados y pegado al móvil…

Diez horas con los dedos cruzados y pegado al móvil…

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La cuenta atrás del Open Championship ya está lanzada. Los jugadores apuran las últimas horas para echar un último vistazo al campo y terminar de ajustar su juego para Carnoustie. Un putt por acá, unos chips por allá o una batería de drives para encontrar la ansiada línea recta en una semana que va a hacer mucha falta.

Los nervios crecen y la tensión, también. Las mariposas comienzan a revolotear en los estómagos. Es un major, señores, aquí no hay bromas. Cada cual trata de buscar esos últimos resortes que le hagan llegar a la línea de salida al 120 por cien. Sin embargo, hay un jugador que lo está viviendo diferente al resto. En el paisaje de Carnoustie es uno más, entrena lo mismo (o más), se concentra del mismo modo, se prepara, pero aún no sabe si podrá jugar. Por si fuera poco, sería su primer major. Más madera para la incertidumbre.

La siempre calma tensa previa a cualquier grande es mucho más tensa en el caso de Adrián Otaegui en Carnoustie. La última hora es que no hay última hora. Si no hay noticias, en este caso, es una mala noticia. De momento, nadie se ha dado de baja y las opción de que Jhonattan Vegas no llegue a tiempo a su tee de salida por los problemas burocráticos con el visado, se desvanece.  Aseguran desde el entorno del venezolano que ya ha salido de Estados Unidos y que viaja rumbo a Carnoustie. Es decir, va a llegar a tiempo, aunque obviamente no en las mejores condiciones.

Así las cosas, Adrián mantiene la calma y sigue preparando la semana como si fuera a jugar. Mañana le espera un día largo. Llegará a Carnoustie a las seis de la mañana, calentará como si fuera a jugar y después… a esperar. No queda otra. Debe estar preparado para salir al ruedo desde las 6.35, hora de la primera salida del Open, con Sandy Lyle, Martin Kaymer y Andy Sullivan, hasta las 16.16, cuando saldrá el último partido con Matt Jones, Thomas Curtis y Bronson Burgoon. Serán casi diez horas pegado al móvil esperando que llegue la llamada más bonita de su carrera. Dividirá su tiempo entre la cancha de prácticas y el players lounge, manteniénose activo, pero a la vez descansando, ya que debe estar preparado para jugar.

En definitiva, no queda otra que seguir cruzando los dedos hasta el final. Hablamos con Adrián Otaegui en el putting green de Carnoustie