Rafa Cabrera Bello (+8) ha finalizado el Open Championship con una vuelta de 72 golpes en Carnoustie. La jornada ha tenido una tónica parecida a la del sábado, mejor desde el tee, apostando decidido por la estrategia agresiva, pegando drives prácticamente en cada hoyo, pero muy parado en los greenes.
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El canario arrancó muy bien la vuelta, pegando muy buenos tiros y dejándose ocasiones de birdie realmente buenas, pero el putter no ha terminado de calentarse. Los problemas en los greenes no están superados y, aunque sí ha dado un paso adelante esta semana, aún le queda trabajo por delante para recuperar niveles altos de confianza. Está en ello. Está en el camino.
La vuelta de 72 golpes apenas le ha servido a Rafa para ganar alguna posición en la clasificación, aunque acaba en la parte trasera de la tabla, con el impulso positivo, eso sí, de pasar el corte y quebrar la mala racha. Hoy entregó una tarjeta con un birdie y dos bogeys, fiel reflejo de su juego. No se mete en muchos problemas, pero tampoco consigue sacar todo el rendimiento a lo que construye. Ahí está la clave. Eso es lo que toca trabajar.
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Rafa se lleva deberes del Open. Lo primero será descansar. Lleva cuatro semanas seguidas jugando y con un desgaste mental muy grande, ya que falló el corte, y por muy poco, en Francia, Irlanda y Escocia, y aunque en el British consiguió jugar el fin de semana, no ha terminado de sentirse del todo a gusto. “El cansancio es mayor cuando no juegas bien, te va minando más y noto que necesito parar”, asegura. Los palos se van al armario esta semana. “Me voy a Suecia y creo que apenas iré un día a dar bolas. Ahora toca desconectar”, asegura.
“Es una práctica ficticia en la que me creo que estoy metiendo putts sin necesidad de ir al putting green y comprobar cómo los fallos”
Rafa necesita recargar pilas antes de afrontar dos semanas tan importantes como el WGC Bridgestone Invitational en Akron y el PGA Championship de St. Louis. Además de descansar, la otra tarea que se lleva de Carnoustie es visualizar. Es el trabajo que hará para mejorar las sensaciones con el putter. No va a hacer tanto trabajo técnico, echando horas en los greenes, como mental. Antes de viajar al Bridgestone tiene previsto meterse buenas sesiones de visualización. “Es una práctica ficticia en la que me creo que estoy metiendo putts sin necesidad de ir al putting green y comprobar cómo los fallos”, explicaba con ironía. Todo sea para remontar la confianza.
Por último, en cuanto al desenlace del Open, Rafa está convencido, tal y como está preparado el campo, que habrá que llegar al doble dígito para levantar la Jarra de Clarete.
