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La verdadera historia de la bola con la que Seve ganó el Open del 79

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Seve Ballesteros saluda al público de Lytham con la bola de campeón en su mano derecha.

Seve Ballesteros llega al green del hoyo 18 en el Open de 1979 con -1 en el total y tres golpes de ventaja sobre Jack Nicklaus y Ben Crenshaw. En ese instante, se produce la famosa conversación con su caddie, Dave Musgrove. La bola ha quedado corta de green, justo al borde, y la bandera está al fondo. El cántabro dice en voz alta: “creo que puedo permitirme acabar con un bogey y ganar con dos golpes de ventaja”. Musgrove le mira a los ojos y le replica: “ya lo sé Seve, pero quiero que hagas cuatro porque he apostado que terminas el Open bajo par”. Dicho y hecho.

Seve tira un gran primer putt, la deja a un metro y remata poco después el compromiso, aún con el guante puesto, para ganar su primer Open y hacer un poco más feliz y más rico a su caddie. Hasta aquí, la anécdota que es conocida popularmente. Lo que no muchos saben es lo que ocurrió apenas unos segundos después…

Seve celebra su victoria levantando los brazos al cielo, se da la vuelta y se encuentra a un niño que sale raudo desde las cuerdas y corre entusiasmado hacia él para pedirle la bola (ver vídeo). El cántabro le da unas explicaciones y se mete la pelota en el bolsillo derecho de su pantalón. No hay premio para el pequeño. “Sé que muchos calificaron este gesto como egoísta y criticaron a mi hermano, pero la realidad es que no conocen la historia que hay detrás. Esa bola estaba comprometida. Se la había pedido Pepe Santiuste, un socio de Pedreña y buen amigo de la familia que había venido por primera vez al Open. Le dijo antes de la última ronda que como tenía claro que iba a ganar sólo quería pedirle que le regalara la bola final. Por eso el niño se quedó sin su pelota”, explica Manolo Ballesteros. Pepe Santiuste vivió más de cien años y guardó la bola en su casa hasta el fin de sus días. Era su trofeo más preciado.

Además de un muy buen amigo, Santiuste se convirtió en el primer gran talismán de Seve. “A la vuelta de aquel Open en Royal Lytham, Pepe me dijo que quería ir a Augusta al año siguiente, aunque no sabía cómo hacerlo. Si voy solo me pierdo seguro, no llego, me comentó, así que le dije que no se tenía que preocupar de nada. Te vienes conmigo y verás como llegamos…”. Santiuste fue al Masters de 1980 y Seve volvió a ganar. Su primera Chaqueta Verde en Augusta. La primera de un golfista de Europa.

El famoso golpe desde el aparcamiento en el hoyo 16

La victoria en Lytham en 1979 también será recordada siempre por el golpe del aparcamiento en el hoyo 16, seguramente uno de los más famosos de la historia del golf y el instante que terminó de decantar la victoria en favor del genio de Pedreña. Aquí, Manolo Ballesteros, también tiene algunas puntualizaciones interesantes que hacer. “Se habla mucho de ese golpe y he oído de todo, que si fue una escapada brutal a la derecha, que si tuvieron que mover los coches del párking… Nada de eso. Es cierto que falló por la derecha, pero Seve tenía claro que era el sitio bueno, que allí no había problemas. Donde no iba a ir nunca era a la izquierda porque allí estaba muerto. El aparcamiento estaba bastante cerca, por lo que tampoco fue una gran escapada. De hecho, tenía unos ochenta metros a la bandera. También sabía que era mejor fallar por ese lado porque el viento soplaba de izquierda a derecha, así lo tenía en contra en el segundo golpe y podía parar mejor la bola en green”.

Seve pegó un gran tiro, la dejó a seis metros y metió el putt de birdie. Ahí prácticamente se aseguró el Open. Después, acabaría con dos pares para conquistar su primera Jarra de Clarete. Por cierto, recibió 15.000 libras de premio, menos de lo que se lleva hoy el caddie del que acaba undécimo. Eran otros tiempos. Han pasado 40 años.