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Las cenicientas: Babel y el hombre de las 190 millas

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Xander Schauffele, durante la segunda ronda del US Open. © USGA/John Gress
Xander Schauffele, durante la segunda ronda del US Open. © USGA/John Gress

Este US Open de Erin Hills está siendo pródigo en sorpresas. Los grandes del golf mundial están sufriendo como nunca, muchos se han caído ya al abismo y otros están luchando por darse una oportunidad al menos de jugar el fin de semana. Ya saben, hablamos de Rory McIlroy, Jason Day o Henrik Stenson, que ya han hecho las maletas, así como Dustin Johnson o Jordan Spieth, que aún mantienen viva la fe de seguir en el torneo.

Así las cosas, la parte alta de la clasificación se ha llenado de tapados, al estilo Brooks Koepka, Paul Casey, Si Woo Kim, Tommy Fleetwood o Marc Leishman, jugadores que sin ser grandes favoritos a la victoria, sí que podrían entrar en alguna quiniela como ‘outsiders’. Al menos, un posible triunfo suyo no sería una sorpresa morrocotuda.

Sin embargo, hoy toca hablar de las cenicientas del US Open. Dos jugadores que hoy dormirán, si pueden, con una sonrisa de oreja a oreja. Dos chavales que están viviendo la experiencia de sus vidas. Hablamos, claro, de Xander Schauffele (-5) y el amateur Cameron Champ (-5). Ambos disputan su primer US Open, su primer grande, y después de dos rondas están codeándose con los mejores. Viviendo un sueño.

Schauffele es un inquilino de primer nivel en la torre de Babel. Su madre es de China Taipei, aunque creció en Japón, y su padre es mitad alemán y mitad francés. Es el hombre de los tres continentes. Tiene 23 años y está jugando el PGA Tour tras pasar un año por el Web.com. Su mejor resultado, y único top ten, ha sido un quinto en el Sanderson Farms a principios de temporada.

Shauffele se clasificó para el US Open a través de la previa de Memphis.

Cameron Champ, hoy en el US Open. © USGA/JD Cuban.
Cameron Champ, hoy en el US Open. © USGA/JD Cuban.

Cameron Champ es amateur y tiene 22 años recién cumplidos, tan recientes como que su cumpleaños fue ayer jueves. No es mal regalo jugar el US Open. Es alumno de Texas A&M y empezó a jugar al golf por mediación de su abuelo. No obstante, su gran característica es la pegada. Es un bombardero extraordinario. Fue el más largo del US Open en la primera jornada, con sus drives volando a una media de 350 yardas. Brutal. “Voy a ser sincero, hoy he pegado al drive como en mi vida”, aseguró.

La velocidad de bola de Champ es de 190 millas por hora

En cualquier caso, es un pegador enorme. Así lo atestigua su velocidad de bola testada en los cuarteles generales de PING: 190 millas por hora. Para que se hagan una idea, la velocidad de bola de Rory McIlroy es de 179 millas. La tierra tiembla cuando Champ pega el drive.

Dos cenicientas en este US Open. Veremos hasta dónde llegan, pero de momento que les quiten lo bailao.