Inicio Grandes Circuitos Diez previas, 53 plazas y quince historias de gloria y drama

Diez previas, 53 plazas y quince historias de gloria y drama

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Stewart Hagestad © USGA/JD Cuban
Stewart Hagestad © USGA/JD Cuban

De punta a punta de Estados Unidos se pusieron a la ‘venta’ ayer nada menos que 53 plazas para jugar el US Open de Erin Hills la próxima semana. Diez torneos con 36 hoyos cada uno. Se pueden hacer una idea. Historias de todo tipo y condición. Mucha gloria y alegría y mucho drama también. Son los relatos de la previa del US Open. Emociones a flor de piel. Niños y mayores. Es el día en el que el sueño americano de golf se hace realidad. Cualquiera (o casi) puede jugar el US Open. Aquí van algunas de esas historias…

Steve Stricker. El capitán de la Presidents Cup pidió una invitación especial para jugar el US Open. No estaba clasificado, pero a sus 50 años no quería perderse la primera vez que el major más americano de todos visitaba Wisconsin, su estado natal. Bagaje le sobra para pedir la invitación, pero la USGA no se casa con nadie. Ni con un capitán, ni con un ganador de 12 torneos en el PGA Tour. Poco importaban sus 19 presencias en el US Open, con cuatro top ten. No es no.

Steve Stricker, durante la previa del US Open. © USGA/John Gress
Steve Stricker, durante la previa del US Open. © USGA/John Gress

Así, Stricker decidió jugar la previa en Memphis. Y ganó. Y estará en el US Open. Y jugará en Wisconsin, a poco más de una hora en coche de su residencia habitual. Y la USGA, tan contenta. Un aliciente más para llenar el campo. Stricker ha jugado en seis ocasiones en Erin Hills y ha tenido voz y voto en la preparación del campo para el torneo. “¿Algún deseo? A ver cómo me las ingenio para ganar 25 yardas extra desde el tee en los próximos días… Erin Hills es muuuuuuuy largo”, explicó feliz.

Derek Barron. Tiene 32 años y jugará su primer US Open. No fue a la Universidad, ya que desde muy joven su padre le puso a trabajar en su empresa especializada en hidráulica. En lugar de hincar codos pasó sus años jóvenes siendo capataz de obra con quince empleados a su cargo. Pese a todo, se hizo profesional de golf, luchó por su deseo y está disputando mini-tours en Estados Unidos. Aún sueña con jugar en el PGA Tour. Es el vivo retrato del sueño americano. Una vez hizo 59 golpes.

Jordan Niebrugge. Su nombre les sonará. Fue uno de los amateurs americanos más prometedores. Jugó el British Open de 2015 en St. Andrews y fue el mejor amateur. Vuelve a un major.

Stewart Cink. El ganador del British Open de Turnberry de 2009 ante Tom Watson no jugó la previa del US Open el año pasado porque estaba junto a su mujer, Lisa, enferma de cáncer en aquel momento. Un año después ha jugado la previa y ha conseguido una plaza para Erin Hills. Disputará su vigésimo US Open.

Stewart Cink. © USGA/Fred Vuich
Stewart Cink. © USGA/Fred Vuich

– La historia del día en la previa de Columbus, la misma donde jugó Gonzalo Fernández Castaño y el citado Cink, tenía dos protagonistas: Kelly Kraft y Patrick Cantlay. Los dos jugaron en Columbus y ninguno se clasificó para el US Open. ¿Qué les hace tan especiales? Fueron los finalistas del US Amateur que se jugó en Erin Hills en 2011. Kraft ganó a Cantlay.

Phil Mickelson no jugará el US Open para asistir a la graduación universitaria de su hija Amanda. Christopher Crawford se perderá su propia graduación en la Universidad de Drexel por jugar el US Open. Se clasificó en la previa de Nueva Jersey.

Christopher Crawford. © USGA/Michael Cohen
Christopher Crawford. © USGA/Michael Cohen

Andy Pope se hizo profesional en 2006. Nunca ha llegado a tener la tarjeta del PGA Tour, pero es infalible en las previas del US Open. Ayer se clasificó por tercera vez consecutiva para jugarlo. Es más, cuando salga de Erin Hills habrá jugado más US Open (3) que torneos regulares del PGA Tour (2). Y lleva más de diez años como profesional.

Stephen Jaeger. El primer jugador de la historia del Web.com Tour en hacer 59 golpes también jugar el US Open. El alemán se clasificó en Georgia.

Stephan Jaeger. © USGA/Daniel Shirey
Stephan Jaeger. © USGA/Daniel Shirey

Stewart Hagestad. Amateur. Jugará su segundo major consecutivo. Se clasificó para el Masters de Augusta como ganador del Mid Amateur 2016. Fue el mejor amateur del Masters.

Kevin Dougherty. Nació en Murrieta, California, y antes de jugar la previa recibió en el móvil el mensaje de un buen amigo suyo del pueblo. “No lo olvides, nos vemos la próxima semana en Erin Hills”. Era Rickie Fowler. Y así será. Allí se verán. Se clasificó.

Jack Maguire. Otro de los prometedores jugadores jóvenes de Estados Unidos. Es la segunda vez que se clasifica para el US Open. Su historia es de las que dejan huella. Entre la primera y la segunda vuelta de la previa decidió ir al maletero del coche y cambiar de putter. Hizo 65 golpes en los segundos 18 y se clasificó.

Jack Maguire © USGA/Scott A. Miller.
Jack Maguire © USGA/Scott A. Miller.

Tyson Alexander. La saga continua. Su abuelo Skip jugó seis veces el US Open y su padre Buddy lo hizo en dos ocasiones (1987 y 1994). Tyson ya estuvo en el US Open de Bethpage. Ahora ha empatado con su padre. Siguiente objetivo: cazar al abuelo. ¡Qué divertidas deben ser las sobremesas en la casa de los Alexander!

Tyson Alexander © USGA/Scott A. Miller.
Tyson Alexander © USGA/Scott A. Miller.

Ben Kohles. Se clasificó en Rockville. Estaba predestinado. Se quedó en la misma casa que su compañero de universidad Denny McCarthy el año anterior (McCarthy se clasificó). Y, por consejo del propio Denny, jugó con la bolsa del equipo de la Universidad de Virginia. Imposible no clasificarse.

Ryan Palmer. Hace dos años tuvo que jugar en la previa del US Open un desempate a doce hoyos… y no se clasificó. Acabó como primer reserva. Este año tuvo que jugar de nuevo un playoff en Dallas. Pasó en el primer hoyo con birdie. Podemos imaginar su suspiro de alivio.

Michael Buttacavoli. No se clasificó para el US Open. Ni siquiera jugó la previa pese a que estaba apuntado en Florida. American Airlines perdió sus palos y no llegaron a tiempo. Se tuvo que borrar. ¿Puede haber mayor frustración? No deja de ser paradójico que una compañía que se llama American se cargue de esta manera tan zafia un posible sueño americano.