La trayectoria de Brooks Koepka en los últimos años le sitúa sistemáticamente como uno de los principales favoritos a la victoria en todos y cada uno de los majors. Así como en los torneos regulares conviene siempre tener en cuenta su potencial, su vínculo con los Grandes es otra historia. Da la sensación de que hubiera nacido para ganarlos.
Y si a eso añadimos las estadísticas que deja tras su actuación en el US Open de Pebble Beach, parece incuestionable que el potente golfista de West Palm Beach es el candidato número uno a levantar la Jarra de Clarete el próximo 21 de julio en el Royal Portrush Golf Club de Irlanda del Norte.
Brooks, en su intento por sumar su tercer US Open consecutivo, algo que no logra nadie desde hace más de un siglo (Willie Anderson en 1903, 1904 y 1905), finalizó como segundo clasificado en solitario el torneo de Pebble Beach, por detrás de Gary Woodland. Así, se convirtió en el primer jugador en terminar primero o segundo en los tres primeros Grandes manera consecutiva desde que Tiger Woods lo hiciera 2005. En aquella ocasión, el Tigre ganó el Open Championship, próximo reto de Koepka.
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Para ello, tal vez le sea suficiente con mejorar en un aspecto de su juego: en Pebble Beach no logró hacer ni un solo birdie en los pares 5 de los últimos nueve hoyos del campo en toda la semana. Teniendo en cuenta el alcance que tiene con sus golpes desde el tee, resulta sorprendente y tal vez sea la excusa por la que no pudo desbancar a Woodland del liderato.
También es cierto que se encontró con un rival al que le salió todo porque nunca antes en toda la historia del US Open un jugador capaz de hacer cuatro rondas seguidas por debajo de 70 golpes se había quedado sin la victoria. Cinco, si contamos la última del pasado año, donde sí logró la victoria, que le convierten en el jugador con más vueltas seguidas de menos de 70 impactos en toda la historia del torneo.
