Inicio US Open US Open 2019 Jon nos sitúa de nuevo ante una de las grandes paradojas del...

Jon nos sitúa de nuevo ante una de las grandes paradojas del deporte

Compartir
Jon Rahm. Copyright USGA/JD Cuban
Jon Rahm. Copyright USGA/JD Cuban

Jon Rahm (-3) tenía motivos para estar contento. Ha pasado su primer corte en un US Open como profesional y ha firmado por primera vez dos vueltas consecutivas bajo par en este Major (70 golpes). Su celebración ante las cámaras, como si hubiera metido un gol en San Mamés, estaba más que justificada. Una mochila menos. Una espina sacada.

Además, lo ha conseguido a la contra, en una jornada dura, con los greenes de Pebble Beach cada vez menos compasivos, levantando un inicio muy malo y agarrando por la pechera una vuelta que tonteaba con irse por el desagüe. Después de seis hoyos marchaba tres sobre par en el día y se había colocado con +1, a un golpe del que sería finalmente el corte. Había motivos más que sobrados para ver que revolotearan por su cabeza los fantasmas de Erin Hills y Shinnecock Hills.

Que nadie le hable a Sergio de ganar el US Open… Pero el caso es que ahí está

Sin embargo, Jon nunca pensó en el corte, siempre miró hacia arriba y, seguramente, ahí estuvo la clave del éxito. Tenía la sensación de que no había jugado tan mal como para ir +3 en el primer tercio de la vuelta y el golf le hizo un guiño. Uno es esos que también pasa de vez en cuando. El primer birdie del día llegaba en el 7, el mítico par 3 corto de Pebble Beach. Jon hizo un dos con dos golpes malos. Literal. Su wedge de salida se quedaba corto, pero un gran bote en el rough hacía rodar la bola hacia el hoyo hasta pararse a unos dos metros de la bandera. En realidad, ese golpe estaba condenado a quedarse a veinte metros y, seguramente, enredada en el rough. Después, el putt tampoco era bueno, como reconocía el propio Jon. “La he metido un poco hacia la derecha, pero ha salido al hoyo. Eso me ha sacado la primera sonrisa”. Así es el deporte, muchas veces el resultado es una consecuencia del juego y otras veces es el juego la consecuencia de un buen resultado. Ese birdie, aunque no fuera con golpes inmaculados, desató su mejor versión. Es una de las grandes paradojas del deporte y Jon nos ha puesto nuevo ante ella.

La intrahistoria de una delicada decisión caddie-jugador en el 18 de Pebble Beach

La sangría se cortaba y el swing del golpe de salida en el hoyo 8 se encargaba del resto. Las piezas encajaron, Jon y Adam, su caddie, se miraron camino de la calle y volvieron a pensar en birdies. “Quedan muchas opciones, me dijo Adam, y yo le contesté que exactamente quedaban once”, explicó Rahm tras firmar la tarjeta.

No cayeron once birdies, obviamente, pero sí tres muy ricos que le permitieron darle la vuelta a la tortilla. Un parcial de cuatro bajo par en los últimos doce hoyos de Pebble Beach sabe a gloria. Jon acabó jugando muy bien, mirando al fin de semana y poniendo el punto de mira en el liderato. Sólo así se entiende esa estrategia agresiva en el hoyo 18. Fue su liberación. Salió con el drive, algo que casi nadie ha hecho este viernes en esta esquina de Pebble Beach, y pegó de segundo golpe un híbrido 4 magistral, botando a la altura de bandera y pateando para eagle. Jon había visto la sangre y atacó. Quería su segunda vuelta bajo par, quería celebrarlo como un gol en San Mamés. Y así fue.

Cabrera Bello confirma su presencia en el Open de España y su ausencia en Valderrama

Rahm llega al fin de semana del US Open en una magnífica posición, a un golpe del top ten y seis del liderato de Gary Woodland. Sí, un Major más metido en la pelea. Por primera vez en el US Open. Y ahora, que lo paren…

Consulta aquí los resultados en vivo