Carlota Ciganda (-9) ha cumplido con el plan exigido para este sábado. La navarra debía dejarse una opción de victoria para el domingo y así lo ha hecho. Puede ganar el Women’s British Open. Puede acabar con la maldición del golf español. Puede sumar el primer Grande. Ha encadenado su tercera ronda de 69 golpes y se encuentra en la séptima plaza, a cinco del liderato de Hinako Shibuno (-14).
Esta sería la lectura sin adornos. La aséptica. La interpretación de su vuelta como si fuera una lista de la compra. Sin embargo, la actuación de Carlota hoy merece un análisis mucho más profundo. Tiene muchas aristas. Cosas muy buenas, cosas buenas y cosas no tan buenas. La lectura final debe ser positiva, pero es inevitable un regusto amargo final por los últimos cuatro hoyos. Es la diferencia entre lo que iba camino de ser, lo que fue y lo que realmente es.
Lo que iba camino de ser era una puñetazo encima de la mesa del British Open. La perfecta interpretación del ‘Moving Day’. Una melodía de golf afinada y armoniosa. Carlota jugó de manera brillante, con poderío, firmando dos birdies en los hoyos 1 y 6 y un eagle en el 7, dando el primer paso adelante, enarbolando el ataque al liderato, apretando los dientes y sacando el puño. Estaba siendo la mejor en el campo, firme y larguísima desde el tee, sacando en ocasiones más de 40 metros a la Número 1 del mundo, Jin Young Ko, llevando a la coreana con el agua al cuello. Estaba mostrando todo ese potencial que lleva dentro.
Ni siquiera el bogey del hoyo 11 supuso un paso atrás. Carlota supo rumiarlo y reaccionó de manera excelente con dos birdies espléndidos en los hoyos 12 y 14, dos de los rincones más complicados del Marquess Course del Woburn Golf Club. El birdie del 14 fue un bonus, uno de esos momentos que pueden definir un campeonato. Embocaba un putt muy complicado desde el antegreen, se ponía segunda en solitario con -11 y empezaba a meter presión de verdad a Ashleigh Buhai, que había conseguido llevar el liderato hasta -15.
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Y se sintió la presión… La sudafricana comenzó a fallar. Dejó de ser un tiralíneas de tee a green y, sobre todo, el putt ya no fluyó con la misma suavidad. Se atascó y cayeron dos bogeys consecutivos. El liderato bajaba a -13. Había sangre y era el momento de lanzar el ataque final. Carlota se puso a ello y tuvo dos opciones de birdie magníficas en los hoyos 15 y 16, pero no entraron. La presión afecta a todas.
No fueron buenos putts, especialmente el del 15, desde menos de dos metros y después de haber ejecutado un approach por alto maravilloso. En el 17 tenía otra buena opción de birdie, algo más lejana, y tampoco entró. De tee a green seguía dando una exhibición, pero el putter se había enfriado. Daba la sensación de que estaba dejando escapar viva a Buhai.
El mazazo del día llegó en el hoyo 18. Carlota salió con el driver. Decisión arriesgada, pero absolutamente lógica. Estaba pegando de lujo con ese palo y estamos a sábado. Era el momento de seguir apretando las tuercas para meterse en el partido estelar y, por qué no, acabar incluso encaramada al liderato. Pero falló. Se fue muy a la derecha y acabó metida en un arbusto, fea. La bola se veía, pero había poco margen. Apenas tenía hueco para hacer el ‘backswing’ y dropar parecía la decisión más lógica.
Sin embargo, Carlota sintió que podía sacarla a calle y se la jugó. Tampoco su caddie, el experimentado Terry McNamara, pareció intentar convencerla de lo contrario. No le salió. La bola se hundió un poco más y ahora sí tuvo que dropar. Estaba pegando el cuarto golpe desde el rough a unos 150 metros del hoyo. Su tiro fue fabuloso y acabó sacando un magnífico doble bogey para caer a nueve bajo par.
Lo que iba camino de ser, es decir, la vuelta del día, un señor ‘Moving Day’ y opciones serias de partido estelar, se convertía de repente en un dolor de muelas. Sin embargo, la realidad es que no es ni una cosa ni la otra. Ha sido un buen sábado de Carlota con un final áspero, rabioso incluso porque cualquiera que ve el despliegue de la navarra sabe que su juego está al mismo nivel que las mejores del mundo e incluso un poco más arriba, aunque parece que le cuesta eliminar esos dos o tres momentos malos por torneo que le impiden alcanzar su verdadera altura de vuelo. El día que se los quite y consiga jugar más libre bajo presión no sólo va a caer un Grande, la de Ulzama puede ser un rodillo… En ello está trabajando sin descanso y días como este sábado son parte del aprendizaje.
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La jovencita Hinako Shibuno recogió el testigo de Carlota. La japonesa de 20 años, que está jugando su primer torneo fuera de su país, sí olió la sangre y se lanzó al cuello. Sin piedad. Firmó cuatro birdies en los últimos cinco hoyos, justo cuando flaqueaba Buhai, y tomó el liderato. La sonrisa asesina.
Ahora, resta por ver cómo lidia con esta experiencia brutal. Es su primer Grande y sale como líder. Seguramente la inconsciencia de la novata puede ser hasta una aliada. Desde luego, no tiene experiencias negativas con las que luchar. Ni negativas, ni positivas.
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Eso sí, el domingo tendrá una prueba de fuego, con una buena parte de las mejores del mundo a su acecho. En un margen de cinco golpes están Ashleigh Buhai (-12), Sung Hyun Park (-11), Morgan Pressel (-10), Jin Young Ko (-10), Lizette Salas (-10), Carlota Ciganda (-9), Bronte Law (-9) y Charley Hull (-9). Casi nada. Es inevitable mirar hacia las dos coreanas, Park y Ko, como las grandes favoritas, aunque tampoco hay que perder de vista a las inglesas, que con un buen inicio pueden hacer temblar Woburn, ni por supuesto a Carlota, siempre y cuando saque esa versión majestuosa que hoy ha desplegado en los primeros catorce hoyos y medio.
