Amy Yang odia hablar en inglés. No le gusta, no se siente cómoda. Asegura que aprender el idioma ha sido la tarea más difícil de su vida, mucho más, por supuesto, que hacer birdies en el complicadísimo recorrido Nº2 de Pinehurst.
Yang saca a pasear el coreano cada vez que puede. Tampoco tiene muchos problemas, no en vano hasta 18 paisanas suyas han pasado el corte en el US Open, a las que hay que añadir seis más que lo son en origen, aunque compitan bajo otra bandera. En total, 24. Sin ir más lejos, en el top ten hay cinco jugadoras cuyos ancestros son coreanos. Entre ellas, Michelle Wie, una de sus mejores amigas. Por eso, ayer, cuando se cruzaron tras firmar las tarjetas y atender a los medios, hablaron en coreano. «Simplemente le felicité por la gran vuelta que había hecho», reconoció después Wie.
Yang es la versión asiática de Ángel Cabrera, aunque mucho más dulcificada. Ella no necesita intérprete, aunque responda de forma parca a cada pregunta, y ha hecho esfuerzos por adaptarse al estilo de vida americano. De hecho, reside en Orlando. Tanto se está intentando mimetizar que hasta ha copiado la preparación que llevó a cabo Payne Stewart para ganar el US Open de 1999, celebrado igualmente en Pinehurst.
Stewart también vivía en Orlando y lo preparó jugando cada día de la semana anterior en el recorrido Orange Tree, el mismo donde trabaja habitualmente Yang. «La última vez que jugué allí fue el pasado viernes y ha sido de una gran ayuda, puesto que es un campo muy exigente desde el tee», señala.
Yang es la jugadora que más birdies ha hecho en este US Open (13). Eso sí, se le da mucho mejor hacerlos que contarlo. «Realmente no me acuerdo de qué hierros usé en cada hoyo ni sé con qué tiro me quedaría… Jugué bien y pateé bien, sólo eso», describió lacónicamente.
– Wie, su compañera de partido estelar hoy, es mucho más expresiva, aunque en más de una ocasión los nervios le hayan jugado una mala pasada. Sin ir más lejos, antes de la última ronda del Nabisco, donde también salió en el último partido. Michelle reconoció ayer que tuvo que llamar a Meg Mallon, ganadora de cuatro majors y dos US Open, porque no dejaba de dar vueltas en la cama sin poder dormir. «Me dijo que lo normal era estar nerviosa y que era bueno, que eso significaba que tenía muchas ganas de ganar y que eso es lo que debía trasladar al campo. Hoy estoy igual de nerviosa pensando en la última ronda, nada me gustaría más que ganar el US Open», señala.
– Las condiciones de juego hoy en Pinehurst: – Ayer por la noche no llovió y esta mañana se han regado los greenes unos tres minutos, con agua suplementaria sobre los hoyos 1, 2, 4, 6, 7, 8 y 9, para evitar que no estén tan firmes. Aún así, rodarán muy rápidos, casi a 13 en el stimpmeter. En cuanto a los hoyos, se han adelantado los tees de los hoyos 3 y 13, para que se pueda llegar de uno, y se mantiene también muy adelantado el 10, hasta el punto de que pese a ser par 5 es más corto que el 16 (par 4). Es decir, dentro de la dureza de Pinehurst, la USGA quiere ver birdies hoy en la última ronda del US Women’s Open.
– Juli Inkster hará historia si gana. Está a cuatro golpes de la cabeza y sería la más veterana en hacerlo con 53 años. También si acaba en el top ten hará historia, pero su discurso es mucho más pausado y tranquilo que el de sus rivales. Lógico, la experiencia pesa lo suyo. «Hoy he jugado muy bien y me encanta estar ahí con una oportunidad, pero es imposible saber qué va a pasar. Igual salgo mañana y juego fatal, en golf nunca se sabe lo que puede ocurrir. El jueves jugué muy bien, el viernes mal y hoy bien otra vez… Sólo espero cambiar esa tendencia», señaló.
– La australiana Minjee Lee también busca su trocito de historia. Es amateur y saldrá a cuatro golpes de las líderes en su debut en el US Open, pero es un debut con truco. Ha jugado ya muchos torneos profesionales, es la Número Uno del mundo amateur y está amadrinada por un fenómeno mundial como Karrie Webb. Sin ir más lejos, tuvo el privilegio de asistir a la cena de campeonas del US Open, invitada por Webb. Allí pudo conocer a Catherine Lacoste, la única amateur que ha ganado el US Open (1967). Eso sí, en el espléndido rollo entre Webb y Lee hay barreras que no se pasan. «¿Te ha dado algún consejo para mañana? No, no hablamos de esas cosas, somos rivales», sentencia con una madurez impropia esta joven de 18 años recién cumplidos. Por cierto, el sábado jugó con Yang y, por supuesto, hablaron en coreano.
– Stephanie Meadow es la otra sensación joven de este US Open. Está a cuatro golpes y también tiene su propia historia relacionada con un ganador de US Open. Nació hace 22 años en Irlanda del Norte y pertenece a Royal Portrush, el mismo club de Graeme McDowell, ganador del US Open en 2010. La raza viene de serie.
– La USGA sigue jugando con Pinehurst. El hoyo 10 volvió a ser ayer el más fácil del campo, como el jueves, mientras que el viernes fue el más difícil. La diferencia está en el tee, 100 yardas más largo o corto. Wie, por ejemplo, tiró de dos con un hierro 8. ¿Qué veremos hoy? La veterana Karrie Webb asegura que «no creo que hagan ninguna locura. El hoyo 10 lo volverán a poner largo, así como el 12, pero no mucho más. Seguro que es un desafío justo». Nadie lo duda.
– Las diferencias en números entre el US Open masculino y el femenino se van estrechando a mediada que avanza el torneo. Ayer hubo ocho tarjetas bajo par, más que ningún día. ¿Casualidad? No lo crean, lo busca la USGA, ayudada claro por las tormentas que cayeron el viernes por la noche y que pusieron los greenes más receptivos.
Así están las estadísticas…
Distancia (Tercera Ronda)
U.S. Open: 7,422 yardas
U.S. Women’s Open: 6,270 yardas
Media de resultados
U.S. Open: 73.20
U.S. Women’s Open: 75.02
Calles cogidas
U.S. Open: 71 percent
U.S. Women’s Open: 74 percent
Greenes en regulación
U.S. Open: 56 por ciento
U.S. Women’s Open: 54 por ciento
Birdies/Eagles
U.S. Open: 812
U.S. Women’s Open: 744
– Aquí os dejamos las banderas del domingo del US Open masculino y las del femenino, para que puedan compararlas…
US Women’s Open (Domingo)
US Open (Domingo)
