Ángel Cabrera no es precisamente un icono publicitario. Y mucho menos en Estados Unidos, donde la imagen lo es todo. Verle caminar lentamente 300 yardas con barba de tres días y un cigarrillo en los labios para cubrir la distancia que separa el tee de su monumental drive no es, para muchos, una imagen que llame al deporte. Pero como decía aquel veterano golfista, el espacio más importante que debe dominar el jugador de golf, no está en la calle o en el green, sino entre las orejas del jugador. Y la cabeza de Cabrera parece estar mejor amueblada para el golf que las de los demás; al menos esta semana en el U.S. Open.
No debe ser agradable tener a Tiger Woods y a Jim Furyk pisándote los talones en un campo repleto de trampas con greenes rápidos como el parqué de un salón. Estos son algunas de las estadísticas arrojadas por la edición de este año del U.S. Open, que dan cierta perspectiva al logro del argentino: la victoria de Cabrera prolonga a cuatro los años consecutivos que el U.S. Open se va fuera de Estados Unidos; además, ya van tres años que nadie termina este grande con par o mejor; de hecho, de las ocho rondas que consiguieron batir el par del campo en la edición de este año, dos son propiedad de Cabrera. Pero para él no es una lucha contra los demás, sino una lucha contra el campo: «Conseguí batir a todos, no sólo a Tiger Woods, pero no pude ganarle al campo. El campo me pudo». Cabrera acumula ahora 16 victorias a nivel internacional, que incluyen tres en el circuito europeo, y una gran solidez en los torneos denominados grandes. Cabrera llegó a Oakmont habiéndose clasificado seis veces entre los diez primeros en los ‘majors’ que ha disputado, tres de ellas en el Masters; y en el U.S. Open siempre ha jugado hasta el domingo…
«Algunos utilizan sicólogos … yo fumo»
En una era en la que el golf profesional echa mano de entrenadores de swing, preparadores físicos y sicólogos, la sencillez de Cabrera llama la atención. No es sólo que dejara el colegio para hacer de caddy en el Club de Golf de Córdoba para ayudar económicamente a su familia, o que sea un autodidacta en esto del golf. El Pato, mote con el que se le conoce en Argentina y que heredó de su padre, se las ha apañado para tener una de las pegadas de driver más fuertes del circuito … y cada día afina más con el putt. Cabrera lo explica llanamente: «Algunos utilizan sicólogos … yo fumo». Prosaico, pero eficaz.
Y un rayo de esperanza para los que sueñan con ganar algún día algo importante: Angel Cabrera perdió una oportunidad de oro para ganar el BMW Championship en Europa el mes pasado al darle un capó brutal a la bola con su driver en la salida del tee del 15. Si El Pato puede …
