Inicio Noticias Baño de autoestima, madurez y excelencia competitiva

Baño de autoestima, madurez y excelencia competitiva

Compartir

Sergio García (-18) lo ha hecho…

De una tacada ha ganado el Wyndham Championship, una plaza segura en la Ryder Cup por sus propios medios y un ascenso vertiginoso en la Fedex hasta el puesto 33º que casi le asegura la presencia en los tres primeros torneos de los play off. Pero el asunto no queda ahí. Ha ganado algo más.

Y no es que sume ya ocho triunfos en el circuito americano, a los que podríamos añadir los diez que acumula en el circuito europeo y otros cuatro más como profesional fuera de lo dos circuitos más grandes (en total suma 22 victorias). No, no es sólo eso…

Resulta incontestable su éxito deportivo obtenido un lunes 20 de agosto por culpa de la lluvia en el Sedgefield de Carolina del Norte, después de entregar una tarjeta de 66 golpes, la mejor del día, y finalizar con dos golpes de ventaja sobre Tim Clark (-16) Pero todavía más que el QUÉ, quizá importe el CÓMO. 

Cómo ha jugado de nuevo de tee a green cuando se supone (en realidad, se sabe a ciencia cierta) que la presión más aprieta.

Cómo ha reaccionado ante los escasos errores. Metido en el golpe a golpe, no había nada que lo distrajera.

Cómo se ha lanzado a tumba abierta por los nueve segundos hoyos, donde de verdad se ganan los torneos.

Cómo ha pegado algunos hierros, jugando al milímetro, incluso, con el relieve de los greenes, hasta el punto de que tres de los cinco birdies que ha firmado tras la reanudación de hoy lunes se los había dejado casi dados (hoyos 11, 13 y 17).

Cómo ha pateado también, sin dejar resquicio alguno por el lado tan delicado (y más decisivo) del juego. Tan solo ha fallado un putt importante, el de par que ha tirado desde casi tres metros en el hoyo 12, y además lo había tirado bastante bien…

Cómo ha sido capaz de hacer todo esto con la presión añadida de las circunstancias (la Ryder, fundamentalmente).

Por todo ello, y a pesar de ese rasgo ciclotímico tan característico de Sergio García en los tres últimos años de su carrera, esta espléndida victoria puede guardar un trasfondo aún más valioso. Cada cual lleva sus tiempos y la madurez plena del castellonense quizá esté por llegar. Visto lo visto hoy, quizá esté a la vuelta de la esquina…

El jugador español ha encontrado hoy en Tim Clark (-16) la mayor resistencia, porque Jason Dufner (-13), que parecía de entrada el hueso más duro de roer, se iba al agua en el 7 y se alejaba de la cabeza.

En la hora de la verdad, cuando ya se preveía un final apretado y de infarto, Sergio ha dado un recital. Jugaba un 14 de libro, ese monstruito de 450 metros en el que pateaba para birdie desde unos siete metros. En el 15, a punto estaba de embocar desde el bunker para eagle en una sacada antológica desde casi treinta metros (birdie). En el 16, par 3, tirazo que dejaba dado el birdie; en el 17, nuevo birdie pateando desde metro y medio… En el 18, con el torneo en el bosillo (llegaba al último tee con cuatro golpes de ventaja), se despistaba en el tiro de salida, pero el bogey final era más que suficiente…

«Estoy orgulloso de cómo he jugado los nueve últimos hoyos», sentenciaba al finalizar. Y no podía haberlo resumido mejor, porque semejante exhibición merece, como mínimo, que uno se sienta orgulloso.

Existe, además, una curiosa circunstancia en todo lo que ha ocurrido esta semana en la casa de Sam Snead, en torno a García. Es evidente que se ha dado un baño de autoestima y que su actitud en el campo durante los 72 hoyos no ha podido ser mejor. Pero es que todo lo ha hecho con un caddie local  junto a él, David Faircloth, que se ha limitado a llevar la bolsa, tender los palos, limpiarlos, rastrillar bunkers… ¿Desmitifica este hecho la figura de los grandes caddies? Ni mucho menos. Sólo confirma la dimensión de genio indescifrable de Sergio…

Resultados