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Eduardo de la Riva ya no quiere parar…

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Que nadie piense que está de paso. No tiene prisa, es cierto, pero Eduardo de la Riva ha vuelto para quedarse…

Después de un año casi sabático, ha llegado a la conclusión de que su vida también está aquí, en el Circuito Europeo, y que merece la pena darse una oportunidad. El talento-habilidad vuelve a fluir por sus venas a borbotones azuzado por el ‘veneno’ de la competición.

De la Riva charla con Ten-Golf sobre su pasado y, especialmente, sobre su futuro. No quiere mirar hacia atrás salvo para coger impulso. Y lo que venga, vendrá… porque tiene que venir…

Feliz de estar en Portugal y a por todas… «Me encuentro muy bien, con una satisfacción enorme de estar aquí. Y más aún por haberlo conseguido mediante un tercer puesto en Madrid, con gente muy buena en el campo. Este año estoy haciendo muy bien las cosas y estoy obteniendo resultados muy buenos, muy bajos». (Álex Larrazábal calculaba unas horas antes de la entrevista que Eduardo podría estar en más de setenta bajo par en los últimos torneos que ha disputado…). Es cierto que esta es una cita importante, pero en golf, en el fondo, te enfrentas a un campo. Si estás acostumbrado a ganar al campo por qué no lo vas a hacer también en torneos de este nivel».

No es su campo de ensueño, pero… «Esta semana quiero prepararme de la misma manera que la pasada. No descarto nada, por qué no voy a hacer un buen resultado en todos los torneos que me quedan este año. Quizás no elegiría este campo como uno que va a mis condiciones. Prefiero un recorrido más estrecho, que exija tiros más precisos. Salvo cinco hoyos, el Oceánico no te pide mucho desde el tee y los greenes son muy grandes, pero al final todos tenemos que jugar bien, dejarla cerca y meter putts».

Esa cantinela que le persigue… «Me halaga que se diga que yo tenía golf para estar ahí y que antes o después tenía que llegar un buen resultado en el Circuito Europeo. Cogí muy joven la tarjeta (18 años) y tenía una preparación muy floja, sobre todo física y mentalmente. Tampoco tuve suerte con la generación de españoles que estaba en el Tour en aquel momento. Había mucha diferencia de edad y el salto generacional era importante. No es como ahora, que estoy en Portugal rodeado de amigos y jugadores con los que he compartido mucho desde que era pequeño. Si hubiera sido así entonces, habría sido todo más fácil. Nunca he dudado de que tengo juego para estar aquí, pero nunca he tenido las ganas y la ilusión necesarias para conseguirlo. No tenía claro si esta era la vida que quería llevar».

El origen del cambio de chip… «El año pasado fue prácticamente sabático. Algo jugué, pero entrené muy poco. Me centré en la parcela física. Decidí ponerme fuerte y lo estoy notando muchísimo. Esta preparación es una parte sustancial de mi rendimiento actual. Estoy muy satisfecho porque no es fácil jugar bien cada torneo cuando juegas tan poco. Hay mucha presión. No te queda más remedio que hacerlo bien».

Energías renovadas en todos los aspectos… «Este año y medio me ha servido de mucho, y no sólo en el golf. Me he quitado de encima algunos pensamientos malos que tenía a nivel personal. Ahora estoy feliz, tengo una novia fantástica… Tengo las cosas más claras y ganas de jugar al golf. Tengo ilusión y ganas de hacerlo. Es importante hablar contigo mismo y también darte un tiempo de relax para poder tener las ideas claras y seguir un rumbo».

No quiere quedarse con las ganas… «Me encanta la competición, disfrutó con la presión de estar para ganar, pero, por ejemplo, no me gusta viajar, aunque sé que es una obligación de mi trabajo. Sé que si de aquí a que me muera no he competido al menos un año en el Circuito será una espina clavada. Pero no tengo prisas. Llevo 11 años de pro y sé que llegará cuando tenga que llegar».

Tocó fondo hace dos años en la Escuela… «Sé que tengo nivel para coger la tarjeta porque lo he hecho, pero tienes que estar convencido. Hace dos años jugué la Escuela y llegué a la final, pero estaba en un momento personal malo y llegué a pensar no sé qué hago aquí jugando… En ese momento me dije cuando notes que quieres ir y jugar, te apuntas y vas».

Objetivo cumplido este año… «Este año no lo tuve claro cuando cerró el plazo para inscribirse en la Escuela, en agosto, y no me apunté. Lo que quería era jugar todos los torneos posibles y hacer buenos resultados para garantizarme el próximo año por ránking nacional jugar todos los torneos que se hicieran en España. Y eso ya me lo he asegurado con el tercer puesto en Madrid. El primer objetivo está conseguido. Y ahora no quiero decir que no a nada. Lo voy a hacer lo mejor que pueda en los torneos que me faltan. Sin presión y sin metas. Me queda jugar el campeonato de España absoluto, la final del Peugeot y… si acabo aquí entre los diez primeros, Castellón».

Y ahora pudiera inscribirse en la Escuela… «Las cosas están bien como están. No me arrepiento de la decisión. Sería un error pensar así. No hay que mirar atrás. A lo mejor, si hubiera ido no habría quedado tercero en Madrid, quién sabe».

Las buenas vibraciones… «No se puede decir que haya soñado muchas veces con ganar un torneo en el Circuito Europeo, pero sí que he pensado varias veces en ello. Pero hay tiempo por delante. Por suerte esto no es como el tenis, que se acaba a los 32. Al revés, cuanto más maduro seas, mejor. Con paciencia podría llegar a pasar. Madrid me ha dado mucha confianza. No sólo por acabar tercero, sino porque he estado toda la semana arriba y he aguantado. Seguro que alguno pensaba ‘este De la Riva ya caerá’, pero he sabido aguantar la presión y la sensación ha sido muy buena. Son buenas vibraciones para el futuro».

Una gran habilidad… y algunas carencias… «Sé que tengo la habilidad porque siempre lo he hecho fácil. Esto sirve, pero el golf es un pack en el que entran en juego otras muchas cosas importantes que a mí me han faltado… Más constancia, más trabajo, más horas de entrenamiento bien hechas… Siempre he pensado que no por dar siete cubos de bolas vas a mejorar. Hay que tener calidad en el entrenamiento».

Su entrenador… «Es Román Tayá. Me lleva desde casi siempre y me ha dado muy buenos consejos. Me conoce bien y su ayuda es fantástica. Yo soy un jugador de sensaciones, natural, y sabe lo que me tiene que decir, lo que necesito en cada momento. Además, nos llevamos muy bien».

Pablo Larrazábal… «Hemos jugado juntos en el Prat desde que éramos enanos. Pablo tiene una habilidad fuera de lo normal. Se sabía y lo ha demostrado con el paso del tiempo. Tiene una habilidad mágica y mucha profesionalidad y lo más grande es que se le ve en su salsa cuando llegan los momentos más tensos y comprometidos de un torneo. Tiene instinto. Ves a otros con mala cara, tensos, descompuestos, pero Pablo no. Está a gusto. Muy pocos jugadores tienen eso y es lo que le va a dar muchas victorias en el futuro».