Imagínese que acaba de disfrutar de un torneo en pleno verano. Se encuentra tomando una cervecita bien fría para reparar el desgaste de cinco horas bajo un sol de justicia. Imagínese recién duchado, con su mejor calzado, cómodo, en medio de una conversación agradable en una terraza con impresionantes vistas al campo de golf. Cierre los ojos, siga imaginando. Acaba de jugar un exquisito partido y ahora empieza la entrega de premios. Las bandejas de canapés pasan a su lado. Se toma otra cerveza mientras comparte anécdotas con otros jugadores. De repente, el promotor del evento toma el micrófono. Usted piensa: “¿quién será el ganador? Mi tarjeta no era mala… pero me han comentado que ha habido mucho nivel…”. De un plumazo todo cambia. Lejos de empezar con la protocolaria entrega de premios, desde Executive Golf le sorprenden, una vez más, con el reto más divertido de cuantos haya tenido en un cóctel post-partido: el Hoyo en Uno de Oliva Nova Golf.
Durante la velada, Esteban Berriochoa, CEO de Executive Golf, invitó a todos los jugadores a que probasen suerte haciendo un golpe casi imposible
Pues bien, eso es lo que les ocurrió a los más de 50 asistentes al cóctel de NetGolfing posterior al Torneo Green 12 celebrado el pasado jueves 21 de junio en el Olivar de la Hinojosa. Durante la velada, Esteban Berriochoa, CEO de Executive Golf, invitó a todos los jugadores a que probasen suerte haciendo un golpe casi imposible. Uno a uno, los asistentes fueron asumiendo el reto. Lo que en un principio era una descabellada idea algo descontextualizada, se convirtió en un fenómeno social que fue propagándose entre los allí presentes. El entusiasmo se contagió como un virus. El premio lo merecía: un mes en uno de los mejores áticos de Oliva Nova Golf a gastos pagados para quien introdujera la bola.
Desde la terraza, lugar privilegiado para seguir paso a paso este reto, se asomaba toda clase de público para ver quién lograba la proeza. Lo que añadía presión al asunto. La incredulidad y asombro por lo que se estaba gestando dio paso a una entrañable prueba que mezclaba a la perfección azar y destreza. Las caras de los participantes lo decían todo. Por una extraña razón, todos los que empuñaban el palo lo hacían con la firme creencia de que serían los elegidos. Aquel magnífico ático en el corazón del mediterráneo estaba a solo un golpe y ellos sabían cómo darlo. La realidad fue otra. A medida que su falta de puntería les alejaba de ese sueño, en su expresión se podía ver el espíritu de ese niño que todavía no ha perdido la ilusión. La misma expresión de quien estrena un apartamento de lujo junto a su campo de golf favorito. La misma, por qué no decirlo, de quien consigue su primer hoyo en uno. Y, si nos permiten un consejo, cualquiera de los par tres de Oliva Nova Golf es un lugar perfecto para intentarlo.
