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Pablo Martín viaja al pasado

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Pablo Martín ha dado un golpe de timón a su carrera…

El malagueño ha decidido bajarse del barco de los remedios milagrosos, las pócimas mágicas, la búsqueda de una hipotética perfección en el swing… No quiere más dolores de cabeza. Ha buceado en su interior, se ha hecho preguntas y ha iniciado un viaje al pasado.

Vuelve a los orígenes, a los principios básicos. La meta es la regularidad. Pablo desgrana esta travesía en una charla sincera con Ten-Golf…

El enfado, las estadísticas y la tirita… “En Munich (finales de junio) cambié el chip y la percepción de todas las cosas. Llevaba un buen año y tenía mucha ilusión por jugar bien en Corea, España y Wentworth. Sin embargo, mi swing estaba en un punto en el que no podía sacar mi mejor juego cuando había que hacerlo, cuando yo quería, en las grandes citas. Por contra, sí jugaba bien cuando estaba más distendido, como en Sudáfrica o aquí en Portugal. Me enfadé mucho conmigo mismo y estuve mirando estadísticas. Después de cuatro años con Pete Cowen, había mejorado la distancia con el drive, porque ahora estoy utilizando el cuerpo, mientras que antes lo hacía sólo con los brazos, el putt y el búnker. Sin embargo, en media de calles y de greenes cogidos estaba horrible, del doscientos para atrás. De tee a green dejaba mucho que desear, no me gustaba lo que estaba haciendo. Mi swing no era consistente. En Munich se lo comenté a Pete y me dijo que le diera 3 ó 4 semanas más y que trabajara en una cosa. Estuve seis semanas entrenando a full, pero nada. Me di cuenta de que era poner otra tirita más…”.

Un juego corto a prueba de animales peligrosos… “Mi approach está muy bien, yo diría que mejor que nunca, y mi putt también funciona bien. De hecho, si no fuera por eso ahora no estaría jugando aquí. La confianza es tan grande que ahora mismo la bola se tiene que meter debajo de un árbol y con un cocodrilo a un metro para pensar que no voy a hacer la recuperación. En Suecia fui cuarto y no pude hacer un golpe menos. El problema es que llegó un punto en el que ni siquiera tenía tensión si fallaba un green. En Gleneagles pegaba un hierro 5 desde la calle y cruzaba los dedos para que fuera al búnker de green, me daba por contento. Y eso, en campos complicados como el propio Gleneagles no te permite pasar el corte. Es divertido tener esa seguridad en el juego corto, no haces números altos, pero no es la manera”.

El añorado golpe con colita de fade… “Llevo un tiempo largo con Cowen y he aprendido mucho. Me ha ayudado, pero ahora he decidido hacer las cosas un poco más normales, una colocación más normal, la bola en su sitio, más recto y tratar de volver a pegar mi golpe con una colita final de fade, ese golpe que cuando lo tengo sé que le estoy pegando muy bien a la bola. Busco un cambio de dirección de tee a green. He vuelto a trabajar con Sebastián Bruna e Iván Hurtado (dirige la IH Golf Academy de Guadalhorce), que me conocen muy bien desde mis comienzos y saben por todo lo que he pasado. No quiero otro que me vaya a revolucionar, ni que me cuente milongas. No quiero pegar espectacularmente bien a la bola, sino normalito, ponerla en juego y que el fallo no sea tan horrible”.

Una mirada a los orígenes para coger impulso… “Hay 25.000 maneras diferentes de hacer las cosas y de enseñarlas, lo importante es entender cómo tienes que hacer tú el golpe. Llevo cuatro años probando cosas y todo lo que me han dicho es bueno en sí mismo, pero ahora sé lo que a mí me va bien. Para eso tienes que conocerte a ti mismo. Ahora estoy en un punto de inflexión. Toca otro camino. Quiero volver a los principios básicos del golf, aquellos con los que yo aprendí a jugar: las cuatro dimensiones del swing de John Jacobs, el ángulo, el ataque, la velocidad… Había llegado a un punto en el que tenía olvidados los conceptos primarios, los que yo sabía cuando tenía 16 y 17 años, cuando mejor he jugado al golf, que fue antes de ir a la Blume. Allí ya perdí algo y después fui a Estados Unidos. Ese verano gané la Orange Bowl después de estar entrenando y jugando en Málaga. Mi primer año en la Universidad (Oklahoma State) fue bueno, pero después fui perdiendo. Estuve trabajando con un entrenador allí. Yo era reticente, pero poco a poco te das cuentas de que estás trabajando todo lo que te dice y tampoco te va bien”.

Un “borrico» motivado… “Esto es como la Bolsa. Puedes tener semanas buenas y malas, pero lo importante es la tendencia. Yo tenía demasiados picos y, aunque tengas buenos torneos de vez en cuando, es un dolor de cabeza. Quiero más regularidad y para eso estoy buscando un swing más simple, más sólido, y así mejorar el número de calles y greenes cogidos. Mucho más con la tranquilidad de saber que no tengo problemas con el approach y con el putt. Sé que es un arma de doble filo porque así es este deporte. Ahora trabajas más el juego largo y pierdes en cierto modo el corto o la preparación física, pero al final tienes que conocerte muy bien y saber lo que necesitas. Los genios aprenden de los errores de los demás, pero el resto lo hacemos a base de fallos y más fallos. Yo soy como un borrico motivado, un burro con alas”.

La búsqueda del equilibrio… “Estoy trabajando muchas horas en el campo de prácticas, pero en general no más que antes. El tiempo es el mismo, lo que cambia es en lo que trabajas. Ahora estoy pegando muchas bolas y antes pasaba más tiempo en el gimnasio. Me gusta la preparación física y la echo de menos. La clave es encontrar el equilibrio”.

Cómodo en este campo… “Esta semana el campo me viene perfecto. Quedé segundo el año pasado y tenía que haberlo ganado. No lo hice porque tiré una bola al agua en el 7 y porque hice tres putts en el 14 que me influyeron negativamente en el siguiente hoyo. No gané porque no supe lidiar con la presión, pero el campo me viene muy bien. No tienes por qué estar en la calle y puedes aprovechar los pares cinco para hacer birdie con el approach. Es una competición de putt con el añadido de una distancia considerable. Ahora bien, si esta semana jugáramos Valderrama te cambiaría la respuesta. Allí tienes que jugar como si fuera ajedrez, poniéndola en el sitio. Lo bueno es que esta semana es Portugal y Valderrama no es hasta dentro de dos semanas”.

Lo que ocurrió el año pasado… “La última jornada aquí el año pasado me sirvió para ganar en Sudáfrica después. La pena es que no fuera al revés y que ganara aquí en Portugal, que es un torneo mejor, pero claro que me sirvió. En Sudáfrica cometí un fallo como el de aquí y no tiré el torneo. El problema del año pasado es que me puse a pensar y a meterme presión a mí mismo y a decirme no irás a tirar el torneo ahora y así es imposible… Es el problema de no estar acostumbrado a estar con opciones, pierdes el feeling… En realidad, todo es mucho más fácil, hay que ir golpe a golpe. Como ya dije, soy un burro con alas y a base de palos voy aprendiendo”.