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Tiger, el lago del 17 y el maleficio de los WGC

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Tiger Woods, en el American Express de Valderrama.
Tiger Woods, en el American Express de Valderrama.

El golf español tiene un profundo maleficio en los World Golf Championships. Arrancaron en 1999 y desde entonces nunca la Armada ha podido cantar victoria. Curiosamente, esta especie de leyenda negra podría haber acabado a las primeras de cambio, en el tercero que se disputó en la historia, precisamente aquel año 1999, y podría haber sido, cómo no, en Valderrama. Pero Tiger Woods se cruzó en el camino de Miguel Ángel Jiménez

Es curioso lo caprichosa que puede ser la memoria y la historia. La última ronda fue un vibrante duelo entre Jiménez, que venía de ganar el Volvo Masters la semana antes, y Tiger, un mano a mano en toda regla que parecía decidido en favor del norteamericano cuando se colocó en el tee del hoyo 16 con un parcial de -10 y tres golpes de ventaja sobre Jiménez. Sin embargo, aquella tarde del 7 de noviembre siempre será recordada por lo que ocurrió en lago del hoyo 17 con Woods.

Tiger venía de hacer bogey en el 16, aunque aún conservaba una cómoda ventaja de dos golpes sobre Miguel. Soplaba mucho viento en Valderrama y el californiano decidió jugar seguro. Colocó el segundo golpe y se dejó un cómodo hierro 9 de tres a green para pegar por encima del lago y dejarse un putt de birdie.

Woods no quería saber nada de ese agua tan traicionera. Así, calculó para pasarse por mucho del trapo, contando con el efecto de retroceso. Botó unos seis metros pasado del hoyo, muy lejos del agua, pero la bola fue poco a poco bajando por la pendiente del green… Tiger estaba convencido de que había pegado el golpe que necesitaba y empezó a andar hacia el green sin mirar su bola. Ningún problema, parecía comentar. Fueron los murmullos del numeroso público apostado en la ladera los que le hicieron levantar la mirada…

La bola no se detuvo. Siguió bajando y bajando, pasó la lado del hoyo, con desdén y siguió camino del lago. Agua. Tiger no daba crédito. Enfado mayúsculo. No quiso bromas con su quinto golpe y tiró muy largo, más de la cuenta. La bola se quedó enganchada en el antegreen de arriba. Desde ahí pateó, con mucho cuidado, pues el green recibía todo cuesta abajo hacia el agua. Se pasó. Su cara era un poema, ya que la bola tampoco parecía parar nunca. Se dejó un putt para siete de unos tres metros. Lo falló. Triple bogey y liderato al limbo.

Jiménez salió al hoyo 18 con un golpe de ventaja. Él no lo sabía, pero tenía a tiro acabar con un maleficio que se agarraría como una lapa a la historia del golf español. Sin embargo, Miguel hizo bogey y tuvo que salir al desempate. Tiger pegó primero y su salida fue espectacular. Obligó a Jiménez a forzar y falló. Victoria para Woods, la décima aquella temporada, tercera consecutiva. Sin embargo, la historia siempre recordará ese American Express como la vez donde Tiger estuvo a punto de ahogarse en Valderrama.