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El secreto de la Ryder de Molinari fue no situarla en el centro de todo

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Francesco Molinari en la jornada final en el Golf National. © Golffile | Fran Caffrey
Francesco Molinari en la jornada final en el Golf National. © Golffile | Fran Caffrey

Francesco Molinari, cinco de cinco. No hace falta explicar mucho más. Es el cuarto pleno de este calibre en la historia de la Ryder y el primer europeo que lo consigue. Antes que él lo abrocharon Arnold Palmer y Gardner Dickinson, ambos en 1967 aunque con un formato sensiblemente diferente; y Larry Nelson en 1979, el único que hasta ahora lo había conseguido desde que Europa juega como tal y ya con el actual formato de 28 puntos.

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El asunto tiene mucha más chicha, porque el hoyo 18 ni lo ha pisado esta semana en el Golf National. Ni se ha asomado. Junto a Tommy Fleetwood arrasaba en los fourballs y foursomes, llegando tan solo en uno hasta el hoyo 17 y finiquitando los demás en el 14, o a lo sumo en el 15; y en el individual despachaba a Phil Mickelson en el 16… 3y1, 5y4, 4y3, 5y4.

Tommy Fleetwood y Francesco Molinari tras la victoria del equipo europeo. © Golffile | Thos Caffrey
Tommy Fleetwood y Francesco Molinari tras la victoria del equipo europeo. © Golffile | Thos Caffrey

El italiano es hoy un jugador de talla superior, al nivel de los mejores del mundo. Y el año 2018 ha sido el de su definitivo ascenso al cielo. A partir del campeonato del mundo en México buscó una nueva solución a sus eternos problemas en los greenes y a partir de entonces (contrató al gurú del putt, Phil Kenyon) su golf se afilaba hasta límites insospechados.

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Pero al margen de esta novedad, ha habido otro secreto responsable de este abrumador éxito en la Ryder Cup, competición en la que no había conseguido descollar (un solo punto sumado en dos ediciones y ninguna victoria). Y tiene que ver con la planificación del año. El secreto de su Ryder ha sido… no tener en cuenta a la Ryder. No organizar su trabajo y su calendario en función de este evento. No obsesionarse con jugar la Ryder, aunque en realidad se muriera de ganas por jugarla para sacarse la espina. La idea de Francesco y de su equipo era la siguiente: que el trabajo bien hecho y un calendario hecho a mi medida me lleven a los buenos resultados y que estos me lleven a la Ryder, pero no organizarlo todo, trabajo, esfuerzos y calendario, en torno a este objetivo.

Francesco Molinari y su caddie Pello Iguarán. © Golffile | Eoin Clarke
Francesco Molinari y su caddie Pello Iguarán. © Golffile | Eoin Clarke

Y no siempre es tan sencillo llevar a cabo un plan así. Por ejemplo, el hecho de que no acudiera al Open de Francia, celebrado en el Golf National, en donde Thomas Bjorn tenía mucho interés en ver a buena parte de su posibles candidatos, levantó algunas ampollas y, en definitiva, fue una decisión con ‘mala prensa’, pero él tenía muy claro lo que tenía que hacer y confió en sus posibilidades.

Y al final fue Europa quien dio la paliza en la Ryder (17,5 vs. 10,5)

Otro ejemplo: tampoco consideró siquiera la idea de ir a jugar la Eurasia Cup, un evento en el que Bjorn iba a hacer pruebas y en el que, obviamente, se ganaban ‘puntos’ de cara a las cuatro elecciones del capitán… Siguió su camino pensando en lo mejor para su juego y su carrera y ese camino también le ha llevado a un triunfo colosal en la Ryder.