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Un nuevo e incómodo invitado a la última ronda del PGA

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La última ronda del PGA Championship lleva unas horas en marcha y, de momento, ha aparecido un elemento sorpresa inédito en lo que llevamos de semana. Hay movida. Por primera vez está soplando el viento, y lo está haciendo con una intensidad notable. De hecho, la previsión habla de rachas de hasta 40 kilómetros por hora y ya se está dejando sentir.

Esto significa que el campo está más difícil, aunque por suerte para los jugadores la dirección en la que está soplando es la más favorable en Bethpage, ya que coge en contra en los hoyos en teoría más asequibles (o menos difíciles), como el 6, el 11 o el 3, un par 3 que, aunque es largo, se agradece el viento en contra para parar la bola. Mientras, ayuda en el hoyo 7, 10 o 5, algunos de los monstruitos del recorrido neoyorkino.

Sin duda, dos de los hoyos más difíciles en esta última jornada con este viento son el 17, donde coge cruzado y es un espacio muy desventado, y el 16, donde pilla totalmente en contra. Rafa Cabrera Bello, por ejemplo, ha pegado un buen drive de salida y después ha necesitado el hierro 4 para llegar a green. Sólo Cameron Champ ha podido hacer birdie de los más de 30 jugadores que ya han pasado por allí.

En cualquier caso, más allá de lo que pueda influir en cada golpe, también va a dificultar maniobrar en el campo, ya que se van a secar y endurecer los greenes. Esto significa que va a ser más difícil pararla cerca de bandera y los approachs alrededor de green y los putts delicados se van a convertir en compromisos más que serios.

A falta de una hora para que salga Brooks Koepka, hay 22 jugadores que ya han entregado su tarjeta. Sólo tres han jugado bajo par y el mejor del día por ahora es Beau Hossler, con 68 golpes. 18 ha entregado vueltas sobre par.

¿Y cómo puede influir esto en Koepka? Pues aquí se lo contamos…