Inicio Grandes Circuitos La frase (inventada o no) que pudo cambiar la Solheim

La frase (inventada o no) que pudo cambiar la Solheim

Compartir
El equipo europeo celebra la victoria en la Soheim de 1992.

La Solheim Cup aterrizó en Europa por primera vez un 2 de octubre de 1992. Lo hizo en Escocia, en el recorrido Dalmahoy Country Club. Era la segunda edición de una competición que había nacido con más dudas que certezas. Existía la convicción absoluta de que el modelo Ryder Cup exportado al golf femenino tendría que ser un éxito, pero el estreno en 1990 en Lake Nona, Florida, había dejado muchísima incertidumbre.

Estados Unidos arrasó por 11,5 a 4,5 y el interés por la Solheim fue bastante pobre. Se vendieron pocas entradas y ni siquiera se emitió por televisión. Ninguna productora compró los derechos. Había cierta preocupación. Sólo era la primera edición y nadie iba a tirar tan pronto la toalla, pero sí se suscitaron algunas dudas sobre el proyecto.

Este es el apasionante final de año que nos espera con mucho en juego

La Solheim necesitaba una mecha y saltó precisamente en Escocia, en los días previos al duelo entre Estados Unidos y Europa. El fuego se originó, como suele suceder en estos casos, de una manera causal, inopinada. Todo el mundo daba por hecho que Estados Unidos iba a arrasar de nuevo. Existía tal seguridad que Beth Daniel, una de las estrellas americanas, aseguró: “Puedes poner a cualquiera de nuestras jugadoras en Europa y mejorarás su equipo, pero las únicas europeas que nos podrían ayudar a nosotras son Laura Davies y Liselotte Neumann”. Las declaraciones fueron recogidas por Golf Digest y cayeron como una bomba de relojería. Una cosa es que todas fueran conscientes de la superioridad norteamericana y otra bien distinta que te lo restregaran en la cara.

“Puedes poner a cualquiera de nuestras jugadoras en Europa y mejorarás su equipo, pero las únicas europeas que nos podrían ayudar a nosotras son Laura Davies y Liselotte Neumann”

Curiosamente, Daniel siempre negó haber hecho esas declaraciones, pero ya daba igual, la bomba se había activado. Europa grabó a fuego esas palabras en el vestuario, las repitieron en cada charla y se convirtieron en el mayor acicate. “Beth era una rival fiera en el campo y muy amigable fuera de él. Nos trató de explicar esa semana que ella no había dicho eso y nosotras pensamos, ok, ella lo ha dicho”, explica Helen Alfredsson, una de las integrantes del equipo europeo.

Aquella frase (inventada o no) se convertiría en el epitafio de Estados Unidos. Azuzadas por esas palabras, las europeas jugaron aquella Solheim como un león herido, mientras que las estadounidenses, desconcertadas, estuvieron más pendientes de la polémica y sus consecuencias que del juego. Además, su capitana Kathy Withworth tuvo que regresar a Estados Unidos por la muerte de su madre en mitad de la competición. Hizo cargo del equipo Alice Miller, presidenta del LPGA. Europa ganó los dos primeros foursomes, que fueron el anticipo de una sonora victoria por 11,5 a 6,5.

Carlota Ciganda confirma su presencia en el Estrella Damm

“Sabíamos que había dicho esa frase porque, además, era la realidad de los dos equipos. Tenía razón. Pero aquello encendió nuestro vestuario”, añade Alfredsson.

Aquella victoria de Europa relanzó la Solheim Cup. Otro triunfo de Estados Unidos ‘por goleada’ habría hecho más daño que bien a la competición, mientras que el sorprendente desenlace (“fue como si un equipo de cuarta división elimina a uno de los top de la Premier en la Copa”, señaló la capitana europea Mickey Walker) reactivó el interés entre los aficionados y las propias jugadoras.

“Fue como si un equipo de cuarta división elimina a uno de los top de la Premier en la Copa”

Después de aquello, Estados Unidos se lo tomó como una batalla, las jugadoras comenzaron a pintarse la cara y teñirse el pelo con los colores patrios a partir de la tercera edición y la televisión, ahora sí, compró los derechos de retransmisión. La Solheim se había disparado.

Estados Unidos ganó las tres siguientes ediciones. Hubo que esperar hasta la sexta Solheim para ver a Europa levantar de nuevo la Copa. ¿Saben dónde se jugó? Exacto. En Escocia. En Loch Lomond. Así, dentro de una semana, Europa regresará a su país talismán, con una capitana local, Catriona Matthew, y con el objetivo de recuperar el trofeo tras dos triunfos americanos. Escocia siempre da juego.